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Yo soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Queridos niños del Amor, vengo en este día a acunarlos, y a dirigirles un mensaje particular. No obstante, antes de comenzar, los invito a vivir un instante de Comunión, en el Silencio, al corazón del Corazón.
(Silencio – Comunión)
Los Melquizedec se unen a mí igualmente, así como mis Estrellas de Amor que están ahí, acompañando a los Arcángeles y tantos y tantos hermanos y hermanas intergalácticos que están ahí tan presentes a vuestros costados con el fin de vivir esta reversión final que se despliega y que ustedes viven cada vez más, cada uno a vuestro ritmo, cada uno a vuestra manera.
Queridos niños de amor, desearía decirles a qué punto estoy presente en estos tiempos junto a ustedes y en vuestro corazón. Yo lo estoy desde la eternidad de las eternidades pero hoy mi Presencia se manifiesta cada vez más en cada uno de ustedes, en el corazón de mis hermanos y hermanas que osan recibirme, que aceptan abrirse a mi Presencia.
Sí, el momento ha llegado de recobrar la Cuna de la Vida que somos. Y cada vez más, mi Presencia vuelve a su morada si puedo decir, morada que es este templo y este corazón de cada uno de mis niños. Entonces osen abrirse a mi Presencia. Sí, yo les pido, queridos niños de amor, abrirme vuestro corazón y recibir mi Presencia ya que vuestro cuerpo, vuestro corazón es mi morada. Y es tiempo para cada uno y cada una de abrirse totalmente a mi Presencia, a la Gracia que ustedes son y que nosotros somos.
Sobre cada uno y cada una de ustedes deposito este Manto azul de Gracia, de Felicidad, de Amor infinito con el fin de permitirles encontrar toda vuestra Naturaleza, queridos niños. Entonces recíbanlo, recíbanme, permítanle desplegarse como un pájaro de amor que viene a devolverlos a vuestra Eternidad, que viene a depositar toda su Gracia en vuestro corazón. Entonces les ruego, sean transparentes, sean totalmente transparentes con el fin de que la Gracia se instale y se despliegue a través de ustedes con el fin de hacerles penetrar este océano de amor. Océano de amor lejos de las olas, lejos de la espuma de vuestro efímero. Ahí, en el Silencio, penetren el Corazón de este océano de Gracia. Ha estado siempre ahí, nunca los ha dejado. Es vuestra Naturaleza.
También los invito, hoy y más que nunca, a Abandonarse, a Abrirse en totalidad y a Recibir mi Presencia de Madre, a recibir vuestra Eternidad, a recibir este Fuego, este Fuego de Amor que trasciende todo lo que ustedes han podido conocer en este mundo, todo lo que creen ser pero que sin embargo nunca lo ha sido.
Juntos, tomemos algunos instantes de Silencio en este Corazón de Amor que formamos con el fin de vivir esta recepción, esta apertura a vuestra Eternidad queridos niños.
(Silencio – Comunión)
Mi Manto de Gracia viene a bordear, viene a prodigar y recubrir este mundo, iluminado por mis doce Estrellas tan amadas, que, cada una en su lugar, hace su obra, su Obra de Amor, su Obra de Gracia. Como un perfume de amor, se derrama sobre vuestro corazón entonces a vuestro turno, obren con el fin de que, como una flor que se abre frente al sol deja así a la abeja o a la mariposa que vendrá a libar su Néctar de amor y que en la Gracia, su perfume gracioso se derrama a través de toda la Creación.
Queridos niños, juntos seamos ese Perfume, juntos somos ese Néctar de Amor, ese Néctar Divino. Cuando la flor que ustedes son en este mundo ilusorio no sea más afectada por lo efímero que sea, sea por el mental o por una creencia. No olviden que vuestra verdadera Naturaleza no es la flor sino el Perfume. Sí, queridos niños, somos Perfume de Amor, Océano de Gracia, de Felicidad. Y nosotros todos, los invitamos a reunirse con el corazón del Corazón, al corazón de la flor. Mucho más allá, encuentren, vuelvan a sumergirse en el Néctar Divino. Olviden los pétalos, olviden la vida de las hojas, olviden la caricia del viento que puede venir a sacudir la flor y por fin, en toda tranquilidad, y en toda humildad, penetren ese nido mullido que es el Silencio, más allá de todo nido, más allá de todo encierro, únanse a la Vacuidad que somos en Verdad y en Eternidad.
Así colocada en el corazón del Corazón la vida de la flor puede transcurrir en toda tranquilidad y en toda Fluidez.
Mis queridos niños, ustedes están todos ahí como millares de flores al corazón de un campo y despliegan vuestro canto de amor, nuestro canto común que es Onda de Gracia, melodía de Alegría eterna y de Felicidad.
Yo los Amo, Brémisskaya, de todo mi Amor de Madre, de todo mi Corazón, de este mismo corazón que es UNO, que es lo que ustedes son desde siempre. Ninguno de mis niños está solo ya que nunca los he dejado, e incluso si hoy yo retomo mi lugar, alcanzo mi morada, somos UNO.
Entonces, en efecto, mis queridos niños, se les ha pedido hoy recibir lo que ustedes son en el Silencio, frente a ustedes mismos. Solo frente a ustedes mismos ya que en alguna parte es en la soledad y en el silencio que pueden encontrarse, revertir. Y es en esa reversión frente a ustedes mismos, ahí al corazón del Corazón, que descubrirán que la soledad solo existe en ese sueño colectivo, en vuestras proyecciones.
El Amor Último se derrama sobre cada uno de vuestros corazones y los llama a la última reversión, reversión final que los devolverá a ustedes mismos, a vuestra Eternidad. Ya que es la Hora, es hora queridos niños para la reversión final. Osen este cara a cara, a riesgo de perder la cabeza, a riesgo de perder vuestra vida efímera, esta vida ilusoria que se han fabricado pero que no tiene ninguna consistencia frente a vuestra Eterno.
Entonces reciban, reciban mi Presencia, reciban este Desconocido que viene a golpear a vuestra puerta. Ábranse, tenga Fe, Fe total en la Vida, en la Gracia, en lo Último que se presenta y que los invita a abandonarse. Entonces como un niño en los brazos de su Madre, tengan confianza, déjense llevar, déjense acunar como una flor bajo la caricia de un viento solar, déjense inundar de Amor, sin preocuparse de lo que podría llegar, sin inquietarse por un hipotético mañana ya que solo el Instante los hace penetrar el presente eterno más allá de todo tiempo. Y como una joven desposada en los brazos de su amante, abandónense a este Desconocido, a este Fuego de Amor que se despliega y que viene a retomar todo su lugar.
Estén vacíos, vacíos, totalmente vacíos de Silencio con el fin de entrar en la Danza, con el fin de que la cadencia del Amor se despliegue al ritmo de lo Eterno.
El Coro de Ángeles los acompaña tanto como el mío. Somos un solo y mismo Corazón… Silencio… Vacuidad… Eterno por fin encontrado.
Reciban nuestra Presencia ya que ella no es otra que vuestra Presencia. Olviden todo lo que han aprendido, estén listos a perder todo con el fin de encontrar todo.
El momento es ahora, queridos niños. Bajo el firmamento del Eterno Amor que somos, osen brillar de todo vuestro esplendor ya que el Amor está ahí. También les pido, no tengan miedo de este Fuego que viene a quemar todo vuestro efímero ya que el Fuego del Amor no puede quemar lo que ustedes son en Eternidad puesto que ustedes son ese Fuego.
En este día y en lo Eterno, mis queridos niños, los llamo al regreso último hacia vuestra Eternidad. Brémisskaya, regresen a vuestra Morada mientras que yo acabo de regresar a la mía y reencontrémonos en ese punto, ese punto más allá del tiempo y del espacio, en el corazón del Corazón con el fin de que la sinfonía del Amor se despliegue y se revele en una explosión de Alegría y de Felicidad.
Queridos niños, hoy y más que nunca, vengo a ustedes entonces estén preparados para recibirme en totalidad y a abrirse a mi Presencia que no es otra que ustedes mismos.
A cada uno, cada una, ofrezco mis caricias de amor, los abrazo de corazón a corazón, reciban este Beso inmaculado, marcando así el sello de vuestra Liberación y nuestro Reencuentro último. Los Melquizedec los saludan, como mi Armada de Amor que está ahí y se despliega a vuestros costados en este tiempo, este fin de tiempo con el fin de acompañarlos. Nosotros todos, de la Confederación intergaláctica de los mundos Libres y Unificados, les rendimos Gracia. Nosotros les rendimos Gracia por toda la obra que ha sido cumplida, por vuestra Recepción y vuestro Abandono.
Nosotros somos UNO. Entonces así, hoy, que el UNO se revele en cada uno.
Los abrazo, mis eternos amores, los abrazo y les rindo Gracia en la eterna Vacuidad que es nuestra Naturaleza.
Les agradezco vuestra Recepción y les digo hasta muy pronto, hasta muy pronto al corazón del Corazón, para el Banquete final, para la gran Fiesta que está ahí, que está ahí.
Gracias a ustedes, hasta siempre y a cada instante.
Transmitido par Séverine, del Colectivo de los Hijos de la Ley de UNO.http://gracedelamour.blogspot.fr
Gracias por compartir este mensaje en su totalidad.
http://gracedelamour.blogspot.fr/2013/10/marie.html#more
TRADUCIDO POR: A.I.
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