NIEVE: Los 4 Jinetes de la Apocalipsis. Los 4 Elementos en Acción Sobre la Tierra. Bodas Celestiales. 19-08-2012. ¡Compartir!!!
Original en francés.
Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
traducción: Hedyn Núñez
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NIEVE
19 Agosto de 2012
Soy Nieve. Que el Gran Espíritu esté en ustedes. Durante de mi última venida, les he hablado de los cuatro Jinetes del Apocalipsis y lo que ellos representaban en su acción sobre la Tierra. Vengo a hablarles hoy, de los cuatro Elementos que se manifiestan en vuestro cuerpo, y la conciencia en la cual están. Con un preámbulo de algunas palabras, que quizá pueda desviarlos.
Del Gran Espíritu, salió la Luz. El Gran Espíritu es Amor y Absoluto. De la Luz, han emanando los elementos, Elementos que se encuentran en todas partes, en todos los mundos, en todas las vidas. Estos elementos (que nombré para la Tierra, los Jinetes del Apocalipsis), es lo que el Comandante de los Ancianos (OM Aïvanhov), había llamado los Hayoth Ha Kodesh, los Cuatro más cercanos a La Fuente. Emanaciones de La Fuente; emanación, ella misma del Gran Espíritu. Los Elementos de la Tierra en el cuerpo humano, fueron amputados. Ellos ahora retoman su plenitud. Son los testigos en este cuerpo de carne, de la revelación que se hace. Y cada Elemento revela algo que le es propio y que les es propio. Y estas cuatro revelaciones los conducen a unirse al Gran Espíritu.
En primer lugar, la Tierra: es ella que densifica, hace pesado el cuerpo y lo adormece. La Tierra, en vuestro cuerpo y su Sonido confieren a éste su densidad, y su pesadez. Es cuando el cuerpo no responde ya: retorna a la Tierra. Y viene a continuación, el Elemento Agua: el agua que se esparce por todas partes, que suprime los límites y la separación, les da a vivir la Disolución. Y viene a continuación el Elemento Fuego: que se alarga hacia arriba, cuyas llamas se elevan y elevan, lo que manifiesta el retorno al Fuego del Espíritu, al fuego Celestial. El les da a vivir los diferentes Fuegos. Les da a sentir su calor, sus hormigueos que recorren los límites de vuestro cuerpo. A continuación, y por último, viene el elemento Aire: que ya actuó en la abertura de la boca y el pasaje de Reversión de la garganta y que ahora se agita sobre vuestra cara y en la nariz, ahí donde pasa el aire.
Vuestros cuatro elementos se despiertan en este cuerpo. Es el llamado del Gran Espíritu. Éste es el llamado de la Verdad. Es la llamada a la gran fiesta donde ya, el Agua y el Fuego no son opuestos, donde la Tierra y el Aire no están más opuestos, donde la densidad de uno y la densidad de la otra se reúnen. El Agua, no es más que futuro Fuego. (O sea, pasará a ser Fuego). La Tierra no es más, que aire en devenir. Y la conciencia sigue al cuerpo y el cuerpo sigue a la conciencia. Y la Tierra prepara el éxtasis. Y el agua revela el éxtasis. Y el Fuego los lleva a la inmortalidad. Y el Aire se agrega para elevarlos. El Gran Espíritu, está ahí. Los cuatro Elementos son sus cuatro agentes, que están presentes por todo en ustedes, por todas partes sobre la Tierra. Vivir los Elementos es vivir la naturaleza, es vivir el soplo del Gran Espíritu que los esclarece, calienta y los revela. El Aire es el llamado de la Gran Madre de todos, que ustedes la llamen MARIA, o Kuang Yin, poco importa.
Los Elementos se elevan en este cuerpo y en esta conciencia. Ellos Resuenan en ustedes como las trompetas de vuestro Despertar, que les dice que ya es hora, de que los Elementos no estén ya separados, sino que ellos también estarán en la Comunión. La Tierra, fecundada por el Agua y el Fuego, se eleva en el aire. Mis palabras no son sólo imágenes, sino que reflejan lo que está sucediendo. La Tierra se paraliza y se expande: vuestra Tierra como el cuerpo. El Agua pone fin a la separación de este cuerpo. El Fuego eleva y el Aire transporta. El Gran Espíritu llama así a cada criatura a levantarse y elevarse. La Tierra vomita Agua y Fuego, dando al Aire la capacidad de reunirse e investir el Éter. La Tierra, que es lo que está bajo vuestro cuerpo ha sido fundada por la Onda de la Vida, y el tam-tam de la Tierra. El Agua los ha abierto al bautismo de la Comunión. El Fuego nos recuerda lo que somos: parcela del Gran Espíritu y Fuego. El Aire eleva el cuerpo. Así es la llamada del Gran Espíritu, llamada del Cielo y de la Tierra que se produce también en cada uno de ustedes. Los signos del cuerpo no pueden engañarlos. Ellos llevan la conciencia de ese cuerpo a no ser asimilado o identificado, a transmutarlo por el reconocimiento del Gran Espíritu. Y esto es ahora sobre esta tierra. Ahí hay un gran misterio.
A ustedes, en Occidente, todas las religiones les ha robado vuestros Elementos, sin ninguna excepción, haciéndoles creer otra cosa, que lo que nosotros, Indígenas, sabíamos desde la eternidad. Aquí en la Tierra, nosotros estamos constituidos de los Elementos de la Tierra. En el cielo, nosotros estamos constituidos de elementos del cielo. Olvidar los Elementos es olvidar la vida. Así, siempre han actuado las fuerzas que los han privado de la libertad. Reencontrar los Elementos, es recuperar la Libertad. Es una gran alegría, un gran renacimiento, que no apoya en nada que pueda ser alterado o distorsionado. Así son los días en que el Gran Espíritu sopla, donde el Fuego celestial lo deposita, donde el Agua misma se transforma y donde la Tierra (que alberga también el mismo Fuego) se abre para dejar pasar el Fuego. El Fuego de lo alto y el Fuego de abajo, la Tierra de lo alto, la Tierra de abajo, el Agua de lo alto y el Agua de abajo, dos aspectos de la misma Verdad. Los elementos se vuelven, cada vez más sensibles, y ustedes responderán. Siempre he dicho que la naturaleza es vuestra aliada, ya que aquí en la Tierra todos tenemos la misma composición, la misma naturaleza. Los Elementos son las fuerzas vivas, el cañamazo de la vida.
El que ha despertado sus Elementos no se verá afectado por los Jinetes, sino atraído hacia una Verdad aún mayor. Reconocer la naturaleza es reconocer vuestra Naturaleza. Vivir los Elementos es vivir el último Reencuentro, el más importante. Todo esto está sucediendo ahora. No hay nada de tremendo. Es solamente el retorno de la Verdad. Es una celebración, es un canto y una danza: un canto y una danza de las células del cuerpo, el canto y la danza de la conciencia. Una Invitación a despertar, a no creer nada, excepto lo que ustedes viven. No aceptar nada sin comprobarlo por sí mismo. Es lo que viene a decirles el Gran Espíritu, es lo vienen a decir los Jinetes y lo que les dicen vuestros Elementos. Momentos de gran júbilo. Cualquiera que no reconoce los Elementos y a los Jinetes falta a esta celebración. Lo que se ve fuera está ocurriendo dentro, cada vez más.
El despliegue de los Jinetes, se hace ahora, sobre todo vuestro cuerpo, como sobre la Tierra entera. Nadie podrá evitarlo. Estén atentos y vivan lo que los Elementos les den. No busquen más y no rechacen nada. La naturaleza es vuestra aliada, y los Elementos también. Los elementos son la fuerza viva del Gran Espíritu. Ellos son la fuerza viva del Despertar, del despertar de la noche y de la ausencia de Luz. Nada puede escapar de los Elementos y sobre todo, nada de eso que ha construido el hombre de Occidente que lo alejó o lo alejaron de la Verdad. Dejen a los elementos Ser, dejen a los Elementos Libres porque es vuestra libertad. Ya sean los síntomas del cuerpo (que he dado) o síntomas de la conciencia, siempre es el Gran Espíritu que se dirige a ustedes por su Embajadora María. Nadie puede desviar los Elementos. Ustedes sienten soplar al viento, pero no saben de dónde viene ni a donde va, y es lo mismo para cada Elemento: sin principio ni fin, solo insertos en la manifestación que ha de vivirse. La Tierra y el Gran Espíritu han decidido. Vívanlo, simplemente.
Soy NIEVE o PLUMA BLANCA. Siempre me sustraje a los ojos de los hombres divididos. Hoy, la Luz y los Elementos, alumbran el mundo, en ustedes y sobre la Tierra. Sólo tienen que acogerlos, y dejarlos actuar como una emanación de la Luz. Ellos saben muy bien qué hacer, sin que ustedes se mezclen, sin que ustedes se entretengan. Faciliten su tarea, en ustedes. No se resistan ya que nadie puede resistir. Vean más allá de mis palabras. Vean más allá del significado aparente.
Soy NIEVE y, a mi turno, los bendigo. Los invito a ser finalmente ustedes mismos, más allá del cuerpo de la Tierra. Ese cuerpo es la Tierra. Lo que ustedes Son, está en el Gran Espíritu y en la Libertad. NIEVE les dice hasta la próxima vez, en el Gran Espíritu y el Amor en la Luz. Adiós.
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