lunes, 17 de enero de 2011

CONÓCETE A TI MISMO, HONRA TE A TI MISMO...


          
 
Conócete a tí mismo, hónrate a tí mismo


Mientras preparaba unas notas sobre el profundo amor a uno mismo para mi clase "Dando Nacimiento al Corazón y a la Mente de Dios" sentí, y ví en la periferia de mis ojos la imagen de un hombre a quien conozco muy bien, Moisés. No era la primera vez que venía a visitarme.

Habiendo reconociendo su presencia, él me dijo: "¿Sabes por qué el mandamiento de "Ama a tus semejantes como te amas a tí mismo nunca funcionó?" (Tampoco muchos de los otros funcionaron). Sintiendo que tenía la respuesta, esperé a que me respondiera

"Porque la humanidad nunca ha aprendido a amarse a sí misma, así que, ¿cómo hubiera en el mundo podido amar profunda y sagra-damente a los demás como a sí misma? La humanidad nunca podrá amar a sus semejantes o a otro a un grado mayor del que sea capaz de amarse a sí misma. 

Por eso nunca ha habido generación alguna desde el comienzo de las encarnaciones humanas que haya escapado la guerra, ya sea en sus hogares, sus corazones o en campo abierto."

"La humanidad," dijo él, "nunca ha aprendido el significado o el valor de amarse a sí misma."

Esto me hizo hacer una pausa, mientras reflexionaba sobre la profundidad de sus palabras, y sus implicaciones.

Por tanto, nos entablamos en una conversación más bien larga acerca de uno de los aspectos más importantes de la presente ascensión, que es el amarse a sí mismo, conocerse a sí mismo y honrarse a sí mismo de una manera que no lo reduzca a la retórica del espiritualismo de la "nueva era"

Moisés prosiguió a decirme algo muy profundo. Compartió conmigo desde una perspectiva muy diferente el por qué nunca pudo entrar en la "Tierra Prometida".

Aunque está escrito en numerosos textos que se le prohibió entrar a la Tierra Prometida, debido a una directa desobediencia a algo que le había pedido Dios, en el día en que decidió visitarme me dijo algo muy diferente.

"Antes que nada, Dios no castiga a nadie," dijo. "Hay leyes para entrar a la Tierra Prometida, no castigos para prevenir que alguien entre a ella. Una de las leyes es el "Conocerse a Sí Mismo", lo cual conduce a su vez a "Honrarse a Sí Mismo."

Moisés vivió en todo momento para honrar a Dios honrando sus muchas tareas, las cuales incluyeron liberar a los esclavos, guiarlos a través del desierto durante 40 años, solicitar el lanzamiento de plagas contra Egipto, bajar cargando las Tablas de las Leyes de Dios del Monte de Sinaí, y otras. 

Moisés se olvidó de sí mismo, renunciando repetidamente a sí mismo para beneficio de otros, e inclusive renunciando a sentir su propia ira. No supo hacer nada más que eso, siendo visto con frecuencia que tenía una tendencia a distraerse por la larga lista de tareas por hacer, (algunas de las cuales, me dijo, eran "percibidas" tareas.) 

Por no haberse conocido a sí mismo, fue incapaz de honrarse a sí mismo o de amarse a sí mismo. A pesar de que honró a Dios, se separó a sí mismo de dios, nunca habiendo entendido que él y Dios eran Uno y debían haberse conocido, amado y honrado como Uno. Por estas razones, él dijo, que nunca pudo entrar en la "Tierra Prometida".

Pasmada de que tuviera lugar esta conversación conmigo, rodaban las lágrimas por mis mejillas.

¿Cuántos años había yo sido como Moisés, me preguntaba? ¿Cuántos años lo han hecho ustedes?

La tierra Prometida, la tierra de la Ascensión, ha sido siempre prometida a todos los que hayan honrado las leyes de entrada: "Conocerse a Sí Mismo" y "Honrarse a Sí Mismo". A Mediante estos grandiosos actos, somos capaces de amarnos a nosotros mismos, a nuestros semejantes, a todos apropiadamente, y ser confiados en que nunca diezmarán más el Terreno Sagrado por un comportamiento no sagrado.

Agradecí a Miosés profundamente por su sabiduría, a sabiendas de que nunca es tarde para nadie, incluyendo él. Conscientemente puse mi mano en la suya, fusionamos nuestras energías y prometimos que entraríamos mano en mano a la Tierra Prometida, juntos. 

Este año del 2011 tenemos la oportunidad de caminar las últimas millas a nuestra Patria destina.  Caminemos juntos las últimas millas, en amor, conociéndonos a nosotros mismos, y honrándonos a nosotros mismos.

Pongamos fin a los mandamientos, honremos nuestros compromisos de tan largo tiempo, aprendamos de quienes vinieron antes que nosotros y seamos impecables en nuestras acciones y palabras.

Prestemos atención a cada momento de cada día. Notemos conscientemente si estamos caminando hacia o en dirección opuesta a la "Tierra Prometida." Sepamos qué se requiere, sin saltarnos los pasos a tomar. Seamos impecables en todo lo relacionado a esta ascensión, a sabiendas de que no podemos entrar a la Tierra Sagrada por la puerta trasera, cosa que Moisés nos ha dejado en claro.

Hemos nacido en este periodo para lograr entrar a la Tierra Prometida. El Gran Divino nos aguarda nuestro pasaje, y cons está guiando en cada momento. Si prestamos atención o no, es otra cosa; como la historia que nos contó Moisés.


 
¡Feliz Año Nuevo!

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