Las crisis económicas y la condición humana
Greenspan: "Una nueva crisis es inevitable",
"Cuando atraviesan períodos largos de prosperidad, los seres humanos tienen una capacidad insaciable de suponer que eso continuará", dijo el ex jefe de la Fed (Reserva Federal de los EEUU); "Eso siempre deriva en excesos especulativos". Asimismo conversando en Londres a través de la BBC agregó:
“Otra crisis financiera global es inevitable porque la naturaleza humana siempre deriva en "excesos especulativos" durante un período de prosperidad sostenida” o –añadimos- durante un período inverso de austeridad forzada.
Las afirmaciones entre comillas surgen de un ex funcionario que dimitió como responsable de la Fed luego de 18 años, período que incluye la etapa de 1991 a 2001 como uno de los ciclos de crecimiento económico sin interrupciones más largos en la historia moderna de EEUU.
Su trayectoria recientemente fue cuestionada y algunos analistas económicos notaron que fue durante la gestión de Greenspan en la Fed que se sembraron las semillas del crédito flexible y la burbuja inmobiliaria que contribuyeron a la crisis financiera que, según se entiende, está llegando a su fin.
Greenspan, quien defendió varias veces su actuación, dijo que todas las crisis financieras son diferentes, pero que tienen una fuente fundamental.
Los seres humanos "empiezan a asumir excesos especulativos, con las consecuencias que han marcado la historia del planeta básicamente desde el comienzo del siglo 18 y en el siglo 19", dijo y luego agregó "Es la naturaleza humana: a menos que alguien pueda encontrar la forma de cambiar la naturaleza humana, tendremos otra crisis".
Es a partir de estas conclusiones que nos parece conducente aportar la mirada que sostenemos desde Metainteligencia. Nos preguntamos pues:
¿La especulación que deriva en exceso es consecuencia de la naturaleza humana? ¿Se requiere cambiar la naturaleza humana?
Nuestra respuesta a ambos interrogantes es negativa.
Entendemos que la especulación es la resultante de un paradigma (modelo de interpretación de la realidad) que se fundamenta en la emocionalidad del miedo o en el sentimiento asociado: el temor.
Buscamos fundamentar porqué el miedo, el deseo y la especulación nos confunden acerca de nuestra naturaleza humana.
Los seres humanos especulamos y ello es debido a diversos tipos de temores, uno se hace más presente en la especulación financiera. Es el temor a no poder deducir o conocer lo que ocurrirá en el futuro y se lo conoce como incertidumbre. La incertidumbre no permite anticipar si ganaremos o perderemos y esto produce temor. El no saber qué ocurrirá y el desconocimiento de lo que podría ocurrir, generan interpretaciones que nos atemorizan por la dificultad en deducir un resultado que consideremos positivo.
Surge así el deseo de reducir la incertidumbre y con el será creciente la especulación. A mayor deseo por conocer el resultado de manera anticipada, a mayor deseo por reducir los riesgos o las pérdidas, mayor será la especulación. El sentido común nos dice que si hemos logrado satisfacer el deseo de conocer el rumbo de los acontecimientos, reduciendo así la incertidumbre, los temores tenderán a desaparecer.
Estos procesos se manifiestan particularmente en las cuestiones económicas y financieras ya que hoy por hoy son interpretadas como las que “aseguran el porvenir de las personas”. Se afirma consciente o inconscientemente el siguiente pensamiento: “Tener es existir”. Culturalmente se interpreta que tener es un modo idóneo para sobrevivir.
Si la mayoría de las personas interpretamos que nuestra existencia es dependiente de los bienes económicos y financieros, estos se transforman en bienes preciados y al mismo tiempo, en bienes escasos.
En este medio de cultivo es indispensable especular para “estar entre los ganadores” dejando de lado, ignorando, quien o quienes son los perdedores. De este modo se extienden dichas prácticas hasta la próxima “crisis”, momento en el cuál la especulación “es recortada”, se le quita de -alguna manera- al especulador parte de su acumulación hasta el inicio de un nuevo ciclo. Muchos otros –los que perdieron- no tienen “lo que recortarles” y simplemente padecen.
Cuando a través de la especulación ganamos, sentimos que hemos arribado a un puerto cercano a la felicidad y cuando perdemos sentimos que nos hemos alejado de aquel “puerto feliz”. El “deseo” de retornar se convierte nuevamente en un objetivo.
El deseo por ganar para tener y la especulación asociada encarnan lo que se conoce como sentirnos realizados y felices. Esta es una identificación falsa entre lo que somos y lo que tenemos u obtenemos.
Al mismo tiempo que se promueve e incentiva esta cultura “de tener” también experimentamos la transitoriedad de dicho “tener”. Conocemos que todas “las formas”, en particular las materiales y emocionales son efímeras.
Conocemos que el dinero es “circulante” que se gana, se pierde, se gasta, se devalúa. Conocemos que “las cosas” sean autos, ropas, casas, etc se deterioran, pasan de moda, se requiere renovarlas o cambiarlas. Es decir, todas las formas materiales, emocionales y aún la mayoría de las formas de pensar son efímeras y cambian, se modifican, con el paso del tiempo.
Como cuerpos físicos, es decir como formas materiales, también somos transitorios y efímeros. Sabemos que la muerte física está representada como una “forma que desaparece”, un cuerpo que se descompone.
Sin embargo, aún cuando el cuerpo físico experimente en la muerte una transformación de “su forma”, un cambio de estado, no por ello dicho cambio representa la muerte de lo que somos.
De a poco podemos acceder al origen de nuestra especulación esencial.
La especulación es un derivado del temor que surge cuando: desconocemos quiénes somos y por lo tanto desconocemos la verdad de nuestra naturaleza.
Es tiempo de reconsideración. Se requiere redescubrir quien en verdad somos.
Se revelará de este modo el origen de todas las especulaciones. Se conocerá hasta la razón de la mayoría de las maldades humanas: la inconsciencia acerca de quiénes somos.
Se revelará La verdadera naturaleza humana.
Cuando ello ocurra abandonaremos la ambición (deriva de la especulación) para acentuarnos en la contribución. Esta, es deriva de la Plenitud que proviene de nuestra Grandeza Humana.
Grandeza para contribuir, dar, aportar. Para ello se requiere primero descubrir la riqueza que existe en cada uno.
¡La Riqueza o Grandeza que convierte los actos Humanos en Plenos de Humanidad!
necesitamos una Humanidad Humanizada Económicamente. Una Humanidad engrandecida por la capacidad de generar recursos suficientes que satisfagan las necesidades humanas, reemplazando la especulación que busca la satisfacción permanente de deseos que son inviables a todos.
Necesitamos seres humanos que desarrollen su potencial consciente, sin especulación, manifestando lo que son, dando a conocer su identidad verdadera, compartiendo y complementando la plena diversidad.
Seres humanos con significado que se corporiza en el coraje de Ser quienes en verdad son.
El Ser en el Hacer promueve la economía de la realización humana sin especulación.
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