La Estupidez
¡Cómo la Estupidez Puede Ayudarnos a Despertar!
Por José L. Stevens
http://thepowerpath.com
17 de Abril 2014
Traducción: Fara González López
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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Lo que están por leer les puede parecer en alguna forma cínico o negativo. No tiene ese objetivo. De hecho, es una discusión necesaria que debe sostenerse si están del todo interesados en despertar, en descubrir su Chamán Interno, liberándose. Así que por favor tengan paciencia durante unos minutos con aquello que puedan considerar como insultos a la raza humana; ellos son necesarios. Se pueden aplicar a cada uno de nosotros, independientemente de cuán iluminados o despejados pensemos que estamos. Esto se me aplica a mí, a ustedes, a todos nosotros que hemos vivido en un cuerpo humano, estamos aquí ahora o estaremos aquí en el futuro. ¡Aquí va!
Los seres humanos pueden ser fenomenalmente estúpidos, masivamente concretos, tan densos que parecería que no hay forma de penetrar en su oscuro espesor ni con un pequeño fulgor de luz. Si lo dudan, entonces consideren lo siguiente. Después de cientos de miles de años, a pesar de tener la experiencia directa de millones de años, el grueso de la raza humana es incapaz de establecer la conexión entre lo que piensan o sienten y lo que realmente les sucede a ellos. Simplemente no quieren ver que ellos crean las consecuencias a través de sus intenciones, pensamientos y sentimientos.
A pesar de miles de oportunidades para ver la luz, la amplia mayoría de los seres humanos son totalmente incapaces de ver que aquello a lo que se resisten se vuelve más fuerte y más intenso. Las guerras con otros países, las guerras contra el crimen, las guerras contra las drogas y las muchas cosas a las que les hacemos la guerra solamente hacen que a la larga empeoren los problemas. Adicionalmente, la violencia, la fuerza, la guerra y el causar dolor todavía se consideran maneras viables de hacer que las cosas se logren, aún después de existir evidencia absolutamente clara, repetida millones de veces, de que estas actividades solamente llevan al sufrimiento y al dolor y que sobreponerse a eso puede tomar generaciones.
Más importante aún, la gente no es capaz de ver, a pesar de la evidencia, que la resistencia a cualquier cosa no solamente crea su persistencia, sino que lo que ellos resisten realmente se cumple. Resisten a los terroristas malévolos y terminan siendo los que torturan y les infligen abusos horrendos a otros seres humanos. Resisten las drogas y se convierten en un país adicto a la droga con una masiva industria farmacéutica que crea adicción masiva a sus propios productos legalizados. ¿No están convencidos todavía? Bueno, consideren esto. A pesar del hecho de que gran parte de nuestra actividad humana básicamente se resume en destruir nuestro entorno, dilapidar nuestros recursos, destruir el frágil sistema planetario para lograr ganancia monetaria, saquear brutalmente el planeta para vivir en formas que son completamente insostenibles, no aprendemos, no paramos, ni siquiera lo admitimos.
Podría continuar, pero si hasta ahora no hemos reconocido cuán absolutamente ignorantes, tontos, absurdos, locos e increíblemente recalcitrantes, tercos y renuentes a aprender somos los humanos, entonces probablemente no lo haremos, punto. Hasta que lo hagamos no hay posibilidad de salvación porque estamos absortos en el deporte favorito del ser humano: la negación. La negación conlleva la proyección.: “Tú estás equivocado, no yo”. Esta negación es inaceptablemente tonta y estúpida. No significa que debamos culparnos, porque eso también es totalmente estúpido y trae como consecuencia un sufrimiento innecesario y un drama indulgente. Todo lo que debemos hacer es ver la estupidez, sonreírnos, sacudir la cabeza y decir: “Sip, muy estúpido. Mejor despierta”. Ahora prestemos atención a los cuerpos en los cuales nos movemos.
Los cuerpos simiescos que ocupamos son toscos y densos, independientemente de cuán elegantes y refinados pretendamos ser. Ellos expulsan millones de partículas de desecho a cada momento y usualmente una o más veces al día expulsan pilas de porquería apestosa. Estos cuerpos son mares de parásitos, bacterias, virus y corrupción que hieden hasta los cielos si no nos bañamos con regularidad o los cubrimos con esencias, perfumes y colonias. La mayoría de los médicos lo saben, pero elijen no enfocarse en ello demasiado tiempo o no podrían soportarlo.
Estos cuerpos simiescos en los que vivimos están ocupados en morirse constantemente hasta que un día colapsan convirtiéndose en una desagradable pila de carne muerta en putrefacción que, si se le dejase, estallaría en una fuente de gusanos, moscas y bacterias que consumirían las últimas características que identifican que alguna vez fuimos seres humanos. ¿Pueden negar que sea así? Podrían decir: “No, pero eso es injusto, eso no es todo lo que somos. ¿Y la belleza, y el arte, y los grandes logros de los humanos, etcétera? Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y nos remontamos a las alturas como los ángeles.” Hmmm, lo siento; No, como humanos no lo hacemos. Dejen que alguien muera, déjenlo que se corrompa y le sucede lo mismo que a nosotros, Aristóteles, George Washington, Leonardo Da Vinci y Marilyn Monroe, quienquiera que pongan de ejemplo. De hecho, no es nuestra humanidad la que se remonta a las alturas.
Nuestra humanidad es el problema. Nuestra humanidad es la que nos hace irremediablemente estúpidos, testarudos, autodestructivos, codiciosos, arrogantes, impacientes, martirizados y llorones como Gollum en el Señor de los Anillos. Nuestra humanidad, que brota de estos cuerpos de mamíferos, es lo que está destruyendo al planeta, destruyéndose entre sí, lastimando, mutilando, saqueando, violando, quemando y sufriendo. Somos totalmente territoriales y violentos al igual que los monos en el zoológico e infinitamente más peligrosos. No pueden negarlo. Es así. Nadie quiere que sea así, pero lo es.
Podrían decir: “Sí, pero he escuchado que algunos santos no se corrompen después que mueren. Bien, ¿han visto alguno últimamente? El hecho de que eso sea tan fuera de lo común apunta a la regla general, nuestros cuerpos tienden a ser solamente bolsas de porquería y alimento para los gusanos. Aún esos santos defecaron, se tiraron pedos y se rascaron en lugares innombrables.
Ahora bien, si todavía siguen conmigo después de esta embestida, aquí están las buenas noticias. Nuestra humanidad es una ficción de nuestra imaginación colectiva. Nosotros la inventamos. Nosotros inventamos toda la descomposición pútrida, la corrupción del cuerpo y los virus también. Sé lo que probablemente están pensando, que eso parece imposible, demasiado fantasioso para considerarlo siquiera. Pero es cierto. Nosotros la inventamos. Nuestros amigos, los científicos cuánticos, han observado que cuando llegamos a la partícula más diminuta de la materia, el quark, ya no podemos encontrar partículas más pequeñas sino que encontramos cuerdas de pura energía que impulsan al universo. En otras palabras, no hay nada allí físicamente sino energía pura. Por tanto, el universo es una proyección que utiliza energía pura para accionarlo y lo que hay detrás de esa energía es lo que ahora investigan los físicos. Lo que ellos encontrarán finalmente es la fuente, el amor universal; sin embargo, ¿cómo puede el amor estar en la fuente de esta proyección detestable? Esa es una pregunta para otro artículo, así que sigamos aquí por donde íbamos.
Los filósofos y los científicos han especulado que en un universo infinito hay posibilidades infinitas. En ese número infinito de posibilidades está la posibilidad muy real de que este mundo que experimentamos haya sido inventado, creado como un juego. De hecho, de nuevo según los físicos cuánticos, es más que una posibilidad remota. De hecho es altamente probable, mucho más probable que la casualidad. Ya tenemos prototipos de juegos de realidad virtual que crean mundos que parecen reales. Imagínense cómo serán estos juegos de realidad virtual después de que evolucionen durante un par de siglos más. ¿Y las civilizaciones en nuestra galaxia o en otras galaxias que han tenido millones de años para perfeccionar juegos avanzados de realidad virtual propios? Imagínense cómo podrían ser. Son quizás como el ‘holodeck’ del famoso Viaje a las Estrellas donde pueden ir y experimentar cualquier cosa que quieran durante un tiempo para poder aprender. ¿En qué medida es diferente de lo que ustedes y yo experimentamos ahora? No lo es. No tenemos manera de probar que no estamos involucrados en una secuencia de realidad virtual inventada por seres muy avanzados. ¿Esos seres somos nosotros?
Ser humano es un juego, un juego aparentemente muy real. Podemos llamarlo el juego humano y lo jugamos durante un rato para saber a qué se parece ser el Espíritu pretendiendo ser humano. ¿Quién en su sano juicio querría que este juego durara más de un rato? ¿Significa eso que este mundo es una ilusión? Buena pregunta. No estoy seguro que nos sirva para explicar esta experiencia como solo un sueño insignificante. Cuando un juego se vuelve muy real, lo experimentan como real; COMO REAL. En el contexto mayor, el del Espíritu, el juego no es verdaderamente real porque lo único que es real es el “Todo Lo Que Es” indiviso, el Espíritu. Las partes de “Todo Lo Que Es” no son técnicamente reales y no existen por separado, nunca podrían existir por separado, nunca existirán por separado. Son una simulación.
Lo qué es real en nuestra experiencia, es la Esencia, el Chamán Interno, como queramos llamarlo, porque es la única cosa que tiene la capacidad de ser Espíritu en todo momento sin fragmentación. Eso es lo que hace que parezca que los humanos se remontan, que alcanzan grandes alturas, que están llenos de luz, amor y extraordinaria percepción. Un cuerpo humano, siendo una parte del todo, no puede existir realmente fuera de la totalidad. Solamente puede participar al nivel de la proyección, o en otras palabras, un juego. Eso es todo lo que será capaz de hacer. Permitan que el Espíritu fluya a través del mismo durante un tiempo y aaahhhh, ahora hay una posibilidad de grandeza, de belleza, de magnificencia. Sin embargo, si no incluimos al Espíritu, a “Todo Lo Que Es”, entonces estamos condenados a jugar el juego en el sótano, con una concreción de baja frecuencia, fragmentación y total estupidez; no es bonito, de hecho es bien feo. Piensen en los resultados de esa manera de jugar el juego, un campo de batalla después de la batalla con los cuerpos destrozados y los miembros por doquier: horrible, pero afortunadamente solo una proyección de un sueño, un sueño sumamente estúpido que desafortunadamente hemos soñado una y otra vez hasta la saciedad. ¿Alguien apuesta por un sueño nuevo?
Ahora bien, créanlo o no, no quiero denigrar al cuerpo humano aquí. Solamente he estado señalando unos cuantos hechos muy ignorados. Nuestros cuerpos de mamífero son observadores inocentes en este juego. Nosotros los soñamos como vehículos, lo que los chamanes denominan el hueso hueco, o podríamos considerarlos una vasija vacía que contiene una carga. Esa carga podría ser desperdicio o basura infectada de moscas, desechos tóxicos o radiactivos quizás, o lo que sea. La carga es lo que escojamos que sea, falsa personalidad o esencia. Cuando la carga es la esencia, el cuerpo está en forma óptima y cuando la carga es la falsa personalidad, el cuerpo se destruye muy rápidamente. Esta es nuestra elección. Miren a su alrededor y verán de inmediato las elecciones que hace la mayoría de la gente. Una carga de falsa personalidad se denomina envejecimiento, deterioro, pesadez y oxidación. Una carga de esencia se denomina irradiación, ligereza, brillo, vitalidad y salud.
Ahora bien, he trabajado con muchas personas a lo largo de los años y he visto una y otra vez un gran patrón autodestructivo. Este patrón es lo que llamo rebelión. Desafortunadamente, muchas personas han sido criadas en el contexto de religiones fundamentalistas o se las ha marcado con sistemas de creencias severamente restrictivos que las hacen sentirse mal respecto a disfrutar de sus propios cuerpos. Este es otro ejemplo de estupidez demente. ¿Alguien ha notado las consecuencias predecibles? Toda esa tontería respecto a la negación del cuerpo solamente lleva a dos cosas: desdicha y rebelión. La desdicha significa no ser capaz de disfrutar de su cuerpo. La rebelión es lo que mucha gente hace en reacción a la desdicha, siempre lo hace y siempre lo hará. “Nadie me va a decir lo que puedo o no puedo hacer con mi cuerpo de simio. Hago lo que quiero con él. Mírenme”. Así que comen vorazmente, beben mucho, consumen todo tipo de drogas artificiales destructivas, fornican con todo lo que se les pone delante y destruyen totalmente al pobre cuerpo. El cuerpo era inocente desde el inicio y no se merecía este tratamiento. Imagínense a un pobre cachorro encadenado y sujeto a severos maltratos. Contemplar esto nos entristece y encoleriza, pero es exactamente lo que hace la mayoría de la gente con sus propios cuerpos de mamífero que son iguales a los cachorros encadenados, encadenados por las creencias. No obstante, es posible vivir alegremente y disfrutar el cuerpo con sus sentidos y placeres y no arruinarlo. Traten bien a su caballo y disfrutarán la cabalgata.
Solamente hay tres formas de percibir nuestra realidad. Una es que solamente hay esencia y no existe nada más. Otra manera es percibir que nada existe sino lo físico, siendo el espíritu una fantasía de nuestra imaginación. La tercera forma de percibirla es que ambas son ciertas en alguna forma de extraño baile de entrelazamiento. Pueden elegir cuál creen que es la real. Sin embargo, las mentes más preclaras entre nosotros, los grandes maestros, los místicos y los santos, todos concuerdan. Dicen que solamente hay Espíritu y nada más existe realmente. Las otras posibilidades son demasiado problemáticas y no resisten el escrutinio del entendimiento de un maestro despierto. No sé qué pensarán ustedes, pero me inclino a estar de acuerdo con los maestros en estas cuestiones. ¿Quién soy yo para ser la excepción? Ellos son mis maestros.
Históricamente, han existido grandes mentes que, debido a su entendimiento parcial de la verdad, han llevado a la raza humana por caminos inspirados pero terribles. Aristóteles, San Pablo, Adam Smith y Carlos Marx eran mentes brillantes. Quizás sus procesos de pensamiento ayudaron a proporcionar basamentos importantes para la raza humana, quizás no. Los maestros iluminados difieren de las grandes mentes. La diferencia radica en que ellos operan desde el corazón y el cerebro es un sirviente para ellos. Es así cómo llegan a la verdad. Las grandes mentes tienden a ser todo cerebro, pero con un corazón reducido. Es así cómo ellos conciben ideas brillantes que parecen muy racionales, pero que realmente son solamente nuevas formas de idiotez que todos seguimos al parecer, sin saber la diferencia. El corazón es la supercarretera que conduce a la mente superior, a “Todo Lo Que Es”, y el cerebro es solamente una callecita lateral. Esa es la diferencia.
Para conocer la verdad es importante que observemos resueltamente lo que es así. Hacerlo no nos hace daño. Todavía podemos disfrutar inmensamente al comer y hacer el amor loca y apasionadamente y a la vez saber que el cuerpo físico es un mecanismo hecho del polvo de nuestro planeta, el cual es en sí mismo una proyección de la mente. El cuerpo de carne y hueso está bien, es divertido, no hay nada que negar y es solamente un vehículo, no quiénes somos, porque somos el vasto contexto que juega todos estos juegos durante un tiempo.
En los próximos cuarenta años, más o menos, los humanos nos veremos forzados a contemplar las consecuencias de nuestra estupidez. Muchos verán con mayor claridad, cambiarán de idea y despertarán algo más en el proceso. Algunos se aferrarán a su estupidez, simplemente incapaces o resistiéndose a ver la realidad de las consecuencias de las elecciones desastrosas y sufrirán aún más las consecuencias desagradables, ya que serán marginados y expulsados del poder. Entre el 2052 y el 2072 es posible que la estupidez sea impopular para la mayor parte de la raza humana. Escuchar a la Esencia se volverá más popular y el mundo cosechará los beneficios de una perspectiva más despierta. La represión loca del cuerpo humano se disipará y la gente podrá incluso aprender a disfrutar de sus cuerpos temporales sin tener que vapulearlos en rebelión. En el proceso, muchas personas se volverán hermosas sin tener que recurrir a medios artificiales para lucir jóvenes y engañar a todo el mundo. En otras palabras, puede haber un poderoso renacimiento conjuntamente con un cambio de paradigma. La guerra podría volverse inimaginable.
La percepción naciente de que el pensamiento y la intención enfocados crean la realidad podría difundirse como una perspectiva popular y la gente podría comenzar a entender que la resistencia a cualquier cosa es inútil. La gente podría comenzar a entender que hay un camino superior y un camino inferior y la diferencia entre ellos es la diferencia entre vivir en el cielo o en el infierno. Por supuesto, la estupidez aún asomará la cabeza en momentos de olvido, pero afortunadamente muchas personas la señalarán instantáneamente y todos se reirán al descartar esa idea tonta como una posibilidad. O no. Esa es la elección. De no ser así, entonces iremos por la ruta lenta, muy lenta, hacia el despertar.
Mientras tanto, a la larga, la naturaleza cuidará de sí misma. En cientos de miles de años finalmente superaremos nuestra estupidez y nos volveremos sabios y luego, iluminados. Cuando avancemos hacia la iluminación será como si el tiempo no hubiese transcurrido, así que a la larga no habrá problema. Este es el curso que podríamos tomar si continuamos siendo holgazanes. Sin embargo, hay una opción diferente, un curso diferente que podemos tomar y que eliminará una cantidad interminable de sufrimiento imaginado si lo deseamos. ¿De qué se trata?
Realmente es muy simple. Requiere que remontemos la ola, la gran oportunidad disponible en este momento, el portal de cambio que se ha abierto por un corto tiempo. Esta otra opción exige que simplemente abramos los ojos, abramos las mentes y abramos los corazones y hagamos esa cosa chamánica de VER. Simplemente observamos lo que es así y decimos “¡OH DIOS!” o algo así. El gran maestro Krishnamurti dijo una vez que si realmente observan algo con la intención de ver la verdad, la captarán completamente. Verán que el vaso de veneno que están tomando los va a matar e inmediatamente lo dejarán y no lo tomarán de nuevo, porque saben sin una sombra de duda que es veneno. Una vez que ven eso, cambian para siempre. Su sabiduría se aplica a nosotros en estos tiempos. El estaba tratando de indicarnos un camino de salida de la estupidez. Ustedes abren los ojos y ven y saben y eso inspira una elección diferente. O pueden continuar eligiendo mentirse a sí mismos. Esa es la estrategia del tonto y del cobarde, a menos que por supuesto sean demasiado inmaduros para hacerlo mejor.
Así que, ¿significa eso que ustedes van a salir corriendo y gritando: “¡VENENO, VENENO, DETÉNGANSE TODOS!”? No, eso es innecesario y tonto. Todos están obligados a aprenderlo por sí mismos. Ustedes simplemente lo ven por sí mismos y eso es suficiente para comenzar una revolución desde el interior. Ustedes dejan de tomar veneno y comienzan a ver cuál es y a actuar en consecuencia. Se convierten en ejemplos. Desde este comienzo modesto, el mundo se transforma sorprendentemente rápido porque este es el momento en el que el portal está abierto y hay grandes cosas en marcha. Cada acto de bondad de ustedes se multiplica un millón de veces. Cada pensamiento de gratitud se multiplica muchas veces y así sucesivamente. Pueden dejar la preocupación a un lado. ¿Cuándo sirvió para algo? Ustedes persiguen objetivos que les brinden alegría sin importar cuán modestos sean. Encuentran las fugas de energía y las eliminan. Perdonan regularmente, especialmente a sí mismos, y bendicen a la gente con la que se relacionan. Le dicen adiós a la culpa y al juicio y buscan las señales del Espíritu en todos lados y especialmente en los sitios más inesperados. Ustedes caminan en medio de la belleza y embellecen todo lo que pueden. Caminan por la senda chamánica, la senda con corazón, y se comportan como se comportarán las personas cuando el mundo haya cambiado dramáticamente para mejor. Así es. Pásenla bien.
José L. Stevens
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