Este año el poderoso encuentro del solsticio vernal y del
plenilunio de Cáncer, nos reúnen nuevamente frente a las puertas del misterio
del nuevo hombre.
Tras un largo periodo de “despertar”, de activaciones y de
desarrollo hipercomunicativo, la “puerta de los hombres” solstisicial nos
invita a un viaje profundo, a un descenso interno donde la “nueva perspectiva”
el control mental de Aries, el destello iluminativo de Tauro, y la polaridad de
Géminis trascendida nos permite bucear las grutas de Grutas del reino humano
estando determinadamente listos, para iniciar este trabajo mayor.
La puerta de los hombres, el tránsito de Cáncer a
Capricornio, (la puerta de los dioses) es un viaje poderoso donde todos los
niveles, dinámicas y jerarquías cósmicas derraman e intercambian su influencia,
produciéndose un acercamiento a la síntesis, a la fusión de los prototipos que
producen un fuerte estímulo de los planos sutiles de la Tierra y sus hijos.
Un descenso a los secretos custodiados de las edades de los
hombres en el interior de la materia, un retiro detrás de las formas mentales y
emocionales creadas por el subconsciente, el instinto hereditario y el
imaginario colectivo, donde el hombre se deja vincular a la fuerza de éste
cuarto signo preparatorio, donde la conciencia de masas se consume en el fuego
del espíritu dando nacimiento a la conciencia intuitiva, a la “voz” que ha de
permitirnos trascender los espejos y reflejos, que durante este viaje,
contactamos y a los que ahora somos altamente sensibles.
El silencioso encuentro de las energías y fuerzas que mueven
imparablemente el colectivo viaje de retorno, nos abre un periodo de sagrada
sublimación y trascendencia. Una crisálida de radiante actividad ethérica,
donde una vez gestada la transmutación de oruga a mariposa (activaciones
celulares y desarrollo de los dones psíquicos), debemos enfrentarnos a la
elevación sagrada, de la belleza al poder,…de la mariposa al águila que es
capaz de “trascender” de elevarse sobre la tormenta inferior para volar sobre
“el conflicto”, evitando los espejos, trascendiendo las influencias del pasado,
para dar nacimiento al hombre que se refleja en el tiempo y el espacio, al
hombre que reconquista su eternidad venciendo la ficticia muerte de la forma.
Cáncer, signo donde la dualidad de la forma y el alma se
unifican, parte de la cruz cardinal o cruz del iniciado, es un poderoso centro
de actividad espiritual que se produce por transferencia. Todos y cada uno de aquellos
que han estado desarrollando hasta niveles nunca sentidos su percepción y
sensibilidad a las fuerzas y energías cósmicas, se adentrarán de forma
inevitable en este viaje hacia el potencial de la trascendencia humana.
Su consciente trabajo, su entregada y renovada percepción
donde no existen ataduras mentales ni emocionales, donde la observación
silenciosa, la serena expectación permite la emergencia sin “afectación” de la
nueva naturaleza de los reinos inferiores, nos ofrece la oportunidad de construir
un centro inalterable, “una casa iluminada” desde donde dirigirnos a los signos
venideros de crisis, Leo (el individuo), Virgo (Cristo en potencia), Libra (los
opuestos) Escorpio (superar la ilusión).
La influencia del solsticio vernal y del plenilunio de
Cáncer es el principio de un viaje iniciático, un profundo e inevitable
reencuentro con el vacío y la oscuridad del origen, que permiten la iniciativa
verdadera, el surgimiento del hombre-dios que ha trascendido a Prometeo, y que
será capaz de tomar la decisión autoconsciente y poderosa de escalar la montaña
de la Iniciación en Capricornio.
En los días venideros, la fuerte e imparable vestidura de
una nueva humanidad, principio mediador entre los reinos inferiores, la
Jerarquía y Shamaballa nos aproxima a la auto-existencia abandonando el
auto-conocimiento y la auto-exploración. Lo conocido no prevalece, lo deseado o
aspirado se vacía y se abandona en las cadenas del hombre aprisionado, que se
libera para aceptar todas sus voces, que se eleva trascendiendo en el silencio
más puro el instinto y el intelecto, para dejarse simplemente nacer, para
impulsar la semilla crística que atesora y que permite un tránsito a la propia
realidad fuera de la maya a través del hiperdesarrollo de la mente intuitiva.
Cáncer fuerza imparable del solsticio, “tumba” para los
hebreos y “meore” (renacimiento) para los egipcios es un viaje involutivo hacia
la trascendencia. Una profunda y silenciosa pérdida de la identidad, del
conocimiento, de las expectativas…Una entrega desapegada a los espejos, a las
puertas del instinto hereditario donde el “águila” lleva a cabo el primer
viaje, y el abandono de uno mismo y todas sus creencias dan impulso al nuevo
ser que se levanta com Budh (sabiduría), líder y evocador de almas, expresión e
inspiración verdadera de la Vida.
Las energías solstisciales y la súper luna de Cáncer nos
empujan hacia la manifestación de uno de los vehículos ritualistas de la
humanidad: “el descenso por la puerta de los hombres”.
Todas las dinámicas y reconexiones cósmicas se sintetizan en
este profundo viaje hacia la sabiduría inherente, donde la capacidad y la
sutileza de nuestros vehículos, y la hipercomunicación psíquica que hemos
desplegado y materializado entre reinos, nos permite adentrarnos en este tiempo
probatorio, en este gran signo preparatorio, para generar la sublimación que da
nacimiento a la “conciencia trascendente”, a la liberación de Prometeo (el
hombre que recibió el fuego) y que de Cáncer a Capricornio consuma la realidad
espiritual del Alma.
La conjunción del Sol y Júpiter en Géminis, la inteligencia
Activa que personifica la “palabra” que acrecienta la conexión con el corazón
del sistema, y que hace emerger los espejos de la ley cíclica, los campos
astrales del Logos Planetario, nos desvelan la ruta hacia la propia
trascendencia, hacia el principio de expresión divina de la humanidad que
en creciente comunión y fraternidad se eleva por encima de los reflejos del
pasado, y del imaginario colectivo para sumergirse en la propia tribulación y
la sagrada elección.
Su trígono a Saturno, fuego cósmico trasmisor de la mente de
los siete esquemas planetarios y a Neptuno depositario de las llamas solares de
Sirius, convierten el encuentro estelar en una potente influencia para la mente
que se dirige a la síntesis de su propia expresión, dando los primeros pasos
hacia el elevado vehículo budhíco, donde la actividad se descentraliza del YO,
expandiéndose hacia los destellos de la iluminación.
Mercurio, triángulo de fuerza iniciática junto a capricornio
y la humanidad, actúa en este viaje como principio mediador que relaciona los
tres aspectos de la mente (abstracta-manás puro, el hijo de la mente-alma, y
concreta-inteligencia activa), empujando al ser humano a una crisis de
percepción mental, donde la creencia y el subconsciente colectivo puede ser
trascendido permitiendo el sublime nacimiento de la conciencia intuitiva, “la
voz” verdadera que se levanta sobre el salón de los espejos.
“Una prueba que evoque su elección más sabia…que deba
decidir que voz de todas las muchas voces, despertará la obediencia de su
corazón” (Cáncer el Mito).
La conjunción de Mercurio y Venus en Cáncer influencian “la
casa iluminada” el incipiente renacer del hombre divino, del hombre
hermafrodita, Mercurio (Hermes)-Venus (Afrodita), aquel que ha fusionado Padre
y Madre, aquel que sabe que ES Espíritu y Materia, aquel que ha trascendido la
mente y la emoción y que desde su propio silencio comienza a manifestar la
ciencia divina del hombre.
Venus, prototipo primario de la Tierra donde se ha desplegado
ya el hijo de la mente, difracta sobre los éteres el estímulo y la inspiración
del plano búdico, generando una alta actividad vibratoria de los centros que ha
de conducir la fuerza magnética del plexo solar y la hipersensibilidad del
centro corazón tanto individual como planetario, al centro laríngeo (centro de
actividad de la inteligencia activa o Ángel Solar).
La vulnerabilidad del peregrino y buscador a todas las
“voces” e influencias energéticas, se supera en la creciente concentración
vibratoria del centro laríngeo, donde la presencia es capaz de elevarse, donde
la mente es trascendida y puede ahora desplegar su actividad pura, su
conciencia ilimitada sin distorsión emocional ni psíquica.
Urano influencia potencialmente desde el inicio el “despertar”
del hombre hacia su trascendencia. En estos días su poder sintetizador actúa
principalmente en el campo mental introduciendo dinámicas de la mente
cósmica (Sirius) a través del fuego eléctrico que capacita al ser humano para
los trabajos mayores venideros.
Llega pues un fuerte periodo de fuerza dirigida a generar la
segunda crisálida hacia la trascendencia.
Una vez los vehículos inferiores están activados y
receptivos a su recién descubierta dinámica evolutiva-solar, llega el momento
de la mente, el tránsito de la inteligencia a la intuición, el despliegue del
mundo subjetivo que ha trascendido la polaridad y expande desde su propio
centro hacia la gran transformación, hacia la revolución mental, el
big-bang donde se inicia una nueva era, una nueva raza, una nueva edad
dorada.
El descenso por la angosta y oscura puerta de los hombres es
un viaje iniciático profundo. La cruz del iniciado que es capaz de concentrar
el propio silencio elevándose por encima de la hiperactividad sensible que contacta…el
viaje del ser que escucha su verdadera esencia entregando sus creencias y su
propia identidad al misterioso y oscuro vientre de la forma, donde la sabiduría
se replegó y de donde ha de resurgir después de eones de ley cíclica.
Es un tiempo de tribulaciones internas en busca de la voz de
la existencia. La aspiración, el deseo, el instinto, el intelecto, la intuición
generan espejos y reflejos en una “maya” probatoria que marcará este tránsito
hacia la “puerta de los dioses”.
Sumergirse en el viaje profundo del misterioso silencio,
donde uno es capaz de disolver el conflicto del juicio y la aspiración
espiritual, donde uno es capaz de propiciar la “serena expectación” dejando
nacer sin influencia, dejando expresarse sin ataduras la ilimitada creación del
propio SER, nos permitirá expresar “la casa iluminada”, el sistema femenino,
la tierra de la siembra, la Madre del nuevo hombre divino, que ha
trascendido la mente y se ha elevado sobre el inconsciente colectivo para
dirigirse con paso firme y nueva vestidura a la auto-conciencia divina de Leo.
NOTA: El contacto con las fuertes energías solsticiales y
del plenilunio ha de producir una creciente actividad de los centros magnético
y sensible. Los espejos, las voces, las tendencias, las dinámicas que
contactamos desde todos los planos y subplanos cósmicos, deben ser trascendidos
para encontrar la propia VOZ, la pura actividad sin distorsión del Ser que ha
iniciado el sendero de retorno.
La mente debe “vaciarse” de todo lo aprendido y establecido.
Los pilares sobre los que el imaginario y la creencia se levantan caerán desde
todos los ángulos para dar nacimiento al “hijo de la mente”, a la semilla
crística que “sostiene” el universo y convierte los opuestos en
complementarios.
Un renacer como decían los egipcios, una tumba como narraban
los hebreos. El solsticio y las fuerzas de cáncer suponen el fin del hombre
antiguo, el fin de las cadenas del karma y de cronos…El principio de una nueva
raza que abandona el servicio (piscis) para convertirse en salvador (acuario).
“Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz”
Namaste
Anabel.C.Huertas
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