SIN
OJOS. “Ver con el Corazón, es no vivir más su vida, ni incluso estar en
vida sino, más bien, ser la Vida”.
Bodas Celestiales. 24-11-2012. Con
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Traducción: Amparo Iribas
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Grabación de este mensaje con la voz de SaräAmma:http://vimeo.com/54401826
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SIN OJOS
24 noviembre 2012
Yo
soy NO OJOS. Que el Soplo del Gran Espíritu nos acompañe. Lo que voy a
intentar expresar, entre ustedes, les pido de no ver simplemente las
palabras que voy a intentar emplear, sino, más bien, de acercarse, de
algún modo, a la vivencia. Lo que voy a decir puede representar una
consecuencia de lo que les ha dicho mi Hermana MA ANANDA, hace algún
tiempo (ndr: intervención de MA ANANDA MOYI del 10 noviembre 2012). Eso
concierne a lo que ha sido llamado (y a eso se lo relaciona) las
diferentes “visiones”: la visión del ojo (que yo no tenía), la visión
etérica (muy superior a la visión nombrada astral) y sobre todo, la
Visión del Corazón.
Esta
Visión del Corazón no depende de un órgano sensorial. Esta Visión del
Corazón no está de ningún modo ligada, de una manera o de otra, a la
clarividencia, porque lo que es visto no lo es bajo la forma de colores,
de identidades, de circunstancias. Es una visión que se hace sin lo que
se llama, comúnmente, “el ver”. Esta visión, no es una emanación de la
consciencia a través de un sentido, aunque sea sutil. Esta visión del
Corazón los lleva a vivir que todo lo que les aparece, antes de que ella
esté presente, como exterior a ustedes, esta vez, se vuelve Interior a
ustedes. Es en esta visión del Corazón, hablando con propiedad, en su
manifestación, que puede encontrarse la resonancia y el vínculo con lo
que los Arcángeles les han nombrado como Infinita Presencia o Última
Presencia. Ver con el Corazón, no es tener el Corazón o manifestar el
Corazón. Ver con el Corazón necesita, de algún modo, un olvido de sí, un
olvido de nuestra vida, con el fin de estar al servicio, totalmente, de
lo que no nos concierne, dentro de la personalidad, y que da a ver más
allá de las apariencias, más allá del órgano sensorial y sobre todo, más
allá de toda visualización o de toda representación. Ver con el
Corazón, es acercarse al corazón del Corazón. No es todavía vivir el
corazón del Corazón sino es vivir los movimientos, las fluctuaciones. Es
acercarse a lo que no es conocido y que se reúne con el misterio del
Gran Espíritu. Es lo que se reúne con la posibilidad de vivir una
Comunión con los Elementos y de vivir, también, esta misma acción de los
Elementos, en su disolución al Interior del Éter.
Ver
con el Corazón es, de algún modo, el cese (o el comienzo del cese) de
un mecanismo de prensión de la consciencia, situando un objeto, o una
consciencia como exterior a sí o como Interior a sí. Ver con el Corazón
necesita desaparecer a sí mismo, no buscar ver más (ni con los ojos, ni
con el tercer ojo, ni el Éter), pero sí a superar todo lo que es
percibido. Porque, cuando ustedes superan y trascienden todo lo que es
percibido, entonces descubren que pueden ver sin los ojos, ver sin
órgano y ver otra cosa que lo que es conocido. Ese Ver no se enreda con
representaciones coloridas o de identificación de lo que sea. Ese Ver,
ese Ver del Corazón, es un mecanismo íntimo que es realmente el hecho de
hacer desaparecer todas las limitaciones y todo sentido de una
consciencia diferente de la Gran Consciencia del Gran Espíritu y, en
definitiva, justo después, del Gran Todo, que ustedes nombran Absoluto o
Parabrahman. No pueden ver con los ojos y ver con el Corazón. No pueden
quedar en la visión etérica y ver con el Corazón, incluso si eso puede
aparecer como una continuación lógica. Ver con el Corazón, es pues ver
con la Verdad, ver más allá del ojo, ver más allá de lo que distancia y
separa. Es dejarse atravesar, dejar llegar a sí, no expresar más al
exterior de sí, alguna visión. Ese Ver no es solamente un sentido, como
podrían tener tendencia a creerlo o a imaginarlo. Ese Ver, no tiene nada
que ver con la vista, porque lo que es visto será, de una manera como
de otra (sea la visión de los ojos, la visión etérica o la
clarividencia), siempre dependiente de separaciones de las diferentes
consciencias, de las diferentes formas, de diferentes colores. Ver con
el Corazón, es pues ver más allá de los colores, más allá de las formas.
Es, en alguna parte, reunirse, ya, con el Gran Espíritu. Ese Ver está
efectivamente, unido a un estado de la consciencia. Estado de la
consciencia que se dirige hacia su resolución: esta resolución que es
una desaparición de todo sentido de ser una identidad, de ser una forma,
de estar aquí o estar en otro lugar. Yo diría que Ver con el Corazón,
es Estar en todas partes a la vez y ver, de algún modo, con no importa
cuál ojo pero no de ser dependiente de ese ojo.
Ver
con el Corazón hace sentir la resonancia que se produce en la
consciencia misma, cuando ella se vuelve Transparente, totalmente. Ver
con el Corazón, es no tener más límites (de la consciencia como del
cuerpo), es no detener nada, no acaparar nada, no proyectar nada, no
pedir nada. Ver con el Corazón, es, como lo he dicho, desaparecer:
desaparecer en el sentido mismo de ser un ser, o de ser un Sí. Y cuando
desaparecen, totalmente, de la apariencia, de todo sentido y de toda
consciencia, entonces la Visión del Corazón puede completarse. Esta
Visión del Corazón no es una visión que separa, que discrimina, que
juzga. Ella se contenta de estar en la neutralidad más total, que no
proyecta nada, no piensa nada, no imagina nada y que no es, sobre todo,
una reacción. Ver con el Corazón, es el momento donde puede vivirse, en
la consciencia misma, ese sentimiento de Basculación, de Reversión,
donde ustedes pierden todos las referencias habituales y usuales de
vuestra vida, sea el emplazamiento de una de las partes de vuestro
cuerpo, sea la percepción de un cuerpo o de un medio ambiente. Es el
momento donde no hay más necesidad de ver. Ver con el Corazón, es una
impresión y esta impresión no concierne de ninguna manera a lo que se
llama la vista, y no concierne de ninguna manera lo que se llama la
clarividencia. Ver con el Corazón, es ver tanto los detalles como la
esencia de esos detalles.
Para
ver con el Corazón, no hay que querer nada, desear nada, pedir nada:
simplemente, estar ahí, en Paz, despreocuparse de lo que se vive, sin
buscar nada. En ese instante, ustedes se darán cuenta de que ven,
efectivamente, mucho más allá del sentido común de la visión, mucho más
allá, incluso, del sentido espiritual de lo que es llamado una visión,
porque ven el conjunto del decorado, el conjunto de lo que se juega.
Porque ven que todo eso se juega, no al exterior, sino en ustedes,
realmente, concretamente, físicamente. Ver con el Corazón, es no ser más
dependiente de una forma, de ninguna otra cosa más que de esta
Transparencia. La Transparencia da la Visión, la Visión del Corazón, la
que es una impresión directa, que no traduce un juicio y todavía menos
una discriminación, pero sí que les da para ver el estado real de lo que
es, no mirado, sino que nos atraviesa. Es así como en mi pasaje sobre
Tierra, pude dar muchos elementos concernientes al Nuevo Mundo.
Lo
que ustedes deben comprender, es que esta Visión del Corazón no
sobreviene, efectiva y concretamente, más que cuando aceptan que todo lo
que ven con los ojos, como con la clarividencia, como con la visión
etérica, no tiene más que un tiempo. Ver con el Corazón, es ver fuera
del tiempo, es ver fuera de la apariencia, fuera de los colores, fuera
de las formas. Es una impresión. Esta impresión no está sometida al
filtro de la personalidad, no está sometida al filtro de lo que les es
conocido sino se impone por ella misma, por la posibilidad que ustedes
tienen para mantenerse en esta actitud de pasividad, de Transparencia y
de Humildad. El interés, si hay uno, de la Visión con el Corazón, no es
aportar una solución (incluso si eso es posible) a lo que sea, de ahí
donde ustedes están, sino les da a ver la Verdad y esta verdad es una
gran Alegría.
Y
Ver con el Corazón, es el momento, de algún modo, donde se acercan
tanto al centro del Centro. Es el momento donde se dirigen, por el
Pasaje de la Puerta Estrecha, hacia vuestra propia Resurrección. Es el
momento donde el pecho siente el Soplo del Gran Espíritu, como un
temblor, una Vibración intensa. Y es el momento donde incluso esta
intensidad parece desaparecer, para hacerles aparecer la Verdad. Esta
Verdad es una gran Alegría, no tiene necesidad de expresarse en palabras
y es, además, generalmente, incomunicable en palabras (la visión
etérica lo permite pero no la Visión del Corazón). La Visión del Corazón
se une a lo que es llamado, en diversas tradiciones, la Cámara íntima
del Corazón (la más próxima del Centro) y que es, de hecho, la
asociación de dos puntos precisos de la consciencia, transfigurados y
resueltos, que son el chakra del Corazón y lo que es nombrado el timo, o
que ustedes llaman el Punto ER del pecho (9º Cuerpo) (ndr. Ver los
esquemas más abajo). Es el lugar donde se irradia lo que ustedes Son, y
es el lugar donde es percibido lo que ustedes Son, en la Infinita
Presencia, y que es, de algún modo, el Último límite, el Último Pasaje
de lo efímero a la Eternidad.
Ver
con el Corazón, da a ver la Eternidad, da a ver, como lo he dicho, más
allá de toda apariencia y de toda forma, como de todo color. Y ver así,
tranquiliza, los llena de Paz, de gratitud, de bienestar. Es el momento
donde puede revelarse (y se revela, además, cada vez más) la Infinita
Presencia que confina, por la acción misma de la Transparencia que se
establece, a no resistir más, no oponerse más, no ver otra cosa más que
lo que sub-tiende los Mundos, las manifestaciones. Es comprender, por
fin, realmente, y vivir, realmente, la Unidad, donde el otro no les
aparece más como algo exterior a ustedes, sino más bien, presente,
realmente, en ustedes. Tomando una frase que amo mucho (pronunciada, en
Occidente y en Oriente, por el CRISTO), esta frase que es simplemente
“volverse como un niño para renacer”, pero también decir que “lo
esencial es invisible a los ojos” y no será nunca accesible a los
sentidos, ni incluso a una consciencia que ustedes nombrarían ampliada.
Ver con el Corazón, es hacer cesar todo sentido, es aceptar desaparecer a
toda ilusión, desaparecer a todo efímero, para guardar solo algo mucho
más vasto, mucho más viviente y, sobre todo, no dependiente de ningún
sentido y de ningún filtro. Ver con el Corazón, es ver la evidencia, es
ver la Unidad, realmente, vivirla, por la Transparencia de su carne.
Ver
con el Corazón, es ver que nada de lo que es exterior puede existir si
ustedes no lo han imaginado, recreado o proyectado. Ver con el Corazón
participa a la Liberación y a la Libertad, porque en ese Ver-ahí,
justamente, no hay discriminación, no hay separación, no hay proyección
de la consciencia, ni recepción de otra consciencia. Ver con el Corazón,
es ir a lo más cercano de este indecible, es sentir la Puerta Estrecha
que se entreabre. Es también poner fin, definitivamente, al hecho de ser
subyugado por la Atracción y por la Visión, porque sabemos todos que,
sobre este Mundo, la belleza del Sol, la belleza de los árboles, la
belleza de un Hermano o de una Hermana, está relevada por los sentidos,
por el conjunto de los sentidos. A la Visión del Corazón no le importan
estos sentidos. Ella va más allá incluso del sentimiento de ver las
cosas relevadas a su Unidad. Ver con el Corazón, es, realmente, el
momento donde ustedes no existen más, donde desaparecen, totalmente,
donde no tienen más el sentido de ser cualquier persona (ni ustedes, ni
el que es visto) sino son, indiscutiblemente, a la vez los dos, sin ser
uno de los dos o la suma de los dos.
Es
sentir ese temblor y ese Fuego en el pecho, es desaparecer, a sí mismo,
en esta Visión del Corazón. Es el momento donde no hay más necesidad de
representación. Es el momento donde no hay más necesidad de alimentarse
por los sentidos sino, más bien, de alimentarse de esta Infinita
Presencia que es, les recuerdo, un momento de gran Alegría y fluidez,
incluso si eso no es todavía el Absoluto, incluso si (como se lo han
abordado bien muchos Ancianos) eso es inaccesible a los sentidos,
inaccesible a la percepción. Es justamente el cese de todo eso que
permite ver claro con el Corazón. Ustedes no ignoran que aquellos de
nuestros Hermanos y Hermanas que no tienen la vista (sea durante su
nacimiento o más tarde, cualquiera sea la causa) desarrollan, muy
fácilmente, otros sentidos, que pueden paliar la insuficiencia de este
sentido. Bueno, la Visión del Corazón, es la desaparición de todos los
sentidos. Y lo que viene a paliar este cese de todos los sentidos, es,
justamente, lo que los acerca, más, al corazón del Corazón, o al centro
del Centro, o, si ustedes prefieren, que los hace atravesar esta Puerta
Estrecha.
Ver
con el Corazón, no es comparable con toda otra visión. Porque esta
Visión es una Visión de lo Íntimo, dándoles a ver, de algún modo, no
solamente los hilos que animan las consciencias y las circunstancias, es
ver, no más solamente, la mano que anima los hilos, sino es ver a
través de todo eso. Es una impresión, y no solamente un sentido: una
impresión que no deja lugar a ninguna duda, que no deja lugar a ninguna
interrogación, a ninguna interpretación. Y, así, la Visión del Corazón
les hace ver la Verdad. Y eso no puede aparecer mientras los sentidos
están en acción. Ustedes conocen, desde luego, todo eso, a través de lo
que nombran “la meditación”. El fin de la experiencia de los sentidos,
cualesquiera sean, no los priva de lo que sea, muy por el contrario. Y
saben, para los que de entre ustedes que lo viven, que son los momentos
donde desaparecen el conjunto de percepciones ligadas a los sentidos,
ligadas a la consciencia, ligadas a la Vibración misma (donde ella
esté), que realizan este acercamiento (si puedo decirlo de esta manera)
al Absoluto. La gran problemática de la consciencia es que ella es
dependiente, justamente, de las percepciones. Esta percepción solo puede
existir si lo que es mirado es concebido como exterior, y pues,
distinto. Mientras que la Visión del Corazón se establece desde que no
hay más, justamente, distinción, división o separación, en sí como al
exterior de sí.
Ver
con el Corazón, pueden, también, representarlo (o imaginarlo) como un
conocimiento que yo nombraría directo, es decir que no está bosquejado
(por las ideas, por los pensamientos) pero que se instala por sí mismo
(no prestándose de ninguna manera ni a confusión, ni a discusión, ni a
posibilidad de error). Ver con el Corazón, es aceptar no ver más, no
sentir más, no experimentar más, no tener más el sentido, incluso, de
una existencia, en un cuerpo, en una forma, o en lo que sea. Si ustedes
llegan a aproximarse, yo diría, de la periferia de este corazón del
Corazón, entonces, desaparecen, realmente. Lo que desaparece es todo: la
totalidad de lo que es efímero, ligado a los sentidos, ligado, tanto al
ruido que pasa, como a una visión que pasa, o a no importa cuál otro
sentido.
Y
es en este estado, en esta neutralidad, que son reabsorbidos en lo que
puede llamarse, indiferentemente: el Gran Espíritu Original, el
Absoluto, la a-consciencia donde todo viene o donde todo vuelve (porque
nunca ha partido). Lo que se desplaza, en cierta manera, es el tiempo,
no son ustedes. Pero sobre este mundo, todos estamos habituados al
tiempo, que eso sea la salida del sol y la puesta del sol, como el hecho
de tener el estómago vacío, o incluso, la falta de sueño. El tiempo
viene a recordarles (la exigencia, incluso, de este tiempo, con respecto
a los ciclos, a las costumbres) a las percepciones mismas. Percepciones
que los encierran en una lógica, y a las cuales ustedes no pueden
sustraerse, mientras miran eso. La Visión del Corazón les da a ver lo
que es invisible, para los ojos como para el Éter. La Visión del Corazón
hace desaparecer el conjunto de los sentidos, el conjunto de las
percepciones, y los establece en esta Transparencia, donde nada más, en
ustedes, puede parar lo que sea, ni incluso definir lo que sea. Y sin
embargo (a pesar de esta ausencia de definición), en esta Visión del
Corazón, todo está perfectamente en su lugar, todo está perfectamente
localizado. Pero, para eso, tienen que salir, ustedes, de vuestro lugar y
de vuestra localización. Eso solo puede realizarse en este estado que
precede el fin de todo estado.
Ver
con el Corazón los acerca de la Paz Suprema, por momentos de gran Paz
pero también, de oscilaciones o de movimientos, que pueden, a veces,
desestabilizar (es decir el momento donde salen de esta gran Paz, para
encontrarse en los límites habituales de los sentidos y de la percepción
de vuestra vida). Ver con el Corazón, es no vivir más su vida, ni
incluso estar en vida sino, más bien, ser la Vida, en su globalidad, no
limitada por una Dimensión, no limitada por una forma o por cualquier
consciencia.
Ver
con el Corazón, es dejarse atravesar, dejarse impregnar, no más con un
órgano sensorial, no más, incluso, con un chakra (que respondería por sí
o no, a vuestras preguntas) sino es una evidencia, porque no hay más
preguntas: ustedes no tienen nada más que pedir y, sin embargo, lo que
es esencial les es conocido y reconocido: lo que da esta Paz, a ninguna
otra parecida. Los sentidos, cualesquiera sean, son fuente de vitalidad,
son fuente de comprensión de la vida, sobre este mundo, pero no La
Vida, con una gran L y una gran V.
Ver
con el Corazón, es aceptar ser Transparente con el fin de no interferir
más, por sí mismo, con lo que es visto, con el Corazón, al Interior de
sí. Ver en sí, es no depender más de los sentidos, es no depender más de
algún filtro. Ustedes saben que el ojo humano no ve lo que ve el ojo de
la mosca, o el ojo de un caballo, porque cada ojo está adaptado a cada
configuración, a cada expresión de la consciencia. El ojo no les dirá
nunca la Verdad. Dirá solo la verdad de lo que le concierne. Es lo mismo
para la clarividencia. La expresión de la Visión del Corazón podría ser
llamada: conocimiento directo. No es, desde luego, simplemente, una
intuición, ni incluso una percepción extra-sensorial, sino es una
impresión y una impregnación que supera ampliamente el marco de los
sentidos o el marco de funcionamiento de la consciencia misma. Es en ese
sentido que acoger, en sí, la Luz y la Verdad (que ustedes la nombren
Gran Espíritu o CRISTO, no cambia nada),lo que permite iluminar. Pero
esta iluminación no es suficiente. Esta iluminación va a conducirlos a
la Transparencia que es la mejor manera de dejar pasar la Luz, sin
interrumpirla, sin desviarla, sin modificarla. Es ahí que se produce la
Visión del Corazón. La que no juzga nada de lo que es visto en sí. La
que no condena nada, ni alaba nada. Es pues una visión neutra porque no
implica ninguna acción, ninguna reacción, de la persona misma.
Ver
con el Corazón los acerca al centro del Centro, a la Transparencia, a
la Humildad, a la Infancia, y los pone en lo que yo nombraría: el estado
de meditación perfecta. Es el momento donde, como lo ha expresado, dos
veces, mi Hermana NIEVE (ndr: intervenciones de NIEVE del 1º y del 17
noviembre 2012), donde ustedes sienten la acción de los Elementos.
Diferencian, en primer lugar, los Elementos, por su tenor y sus propias
percepciones: el Fuego no es el Aire. El Agua, no es el Aire, tampoco. Y
ustedes saben que en un momento dado, esos Elementos se conjugan, se
casan entre ellos, y permiten activar, totalmente, las estructuras.
Estas estructuras han sido definidas como el Quinto Elemento, o Éter, o
el ER de la cabeza, como ER del pecho. Y, es precisamente en ese nivel
que se vive la Fusión de los Elementos. Y esta Fusión de los Elementos
crea la Transparencia. Es decir, cuando un Elemento no está más aislado,
sino entra en resonancia (en ustedes, como en todas partes, con los
otros), se crea la Realidad del Éter de Fuego. Este Éter de Fuego (que
es el punto ER) les da a ver lo que está más allá de la visión, les da a
ver: el Corazón. Y, en el Corazón (y no es una metáfora): Todo está
ahí. Nada más puede existir en otro lugar que en el Corazón. Y este
Corazón, está en vuestro pecho, que eso sea su contrapartida física,
como su parte más elevada, en Vibración, como lo que está más allá,
incluso, de toda Vibración. Oscilar alrededor de este Centro, es lo que
los acerca (incluso si la amplitud del movimiento les parece muy
importante) al corazón del Corazón, y pues, de la Visión del Corazón. La
Fusión de los Elementos que se realiza sobre la Tierra, el Despertar de
la Tierra, el tam-tam de la Tierra y del Cielo, el tam-tam del
Espíritu, en ustedes (a nivel del Aire, y pues, de la Cuerda Celeste que
ustedes nombran: el Canal Marial), todo eso participa de la misma
dinámica, apuntando simplemente a hacerlos desaparecer, a volverlos
Transparentes. Es en esta Transparencia que se despliega, al corazón del
Corazón, la totalidad de lo que vuestros sentidos pueden darles a ver, a
creer, a sentir.
Ver
con el Corazón, es pues el momento donde ustedes aceptan, realmente, no
ver más, ni vuestra vida, ni la vida de otro: no hay más que Luz. Y sin
embargo, en esta Luz, hay este conocimiento directo, que no es una
intuición, que es mucho más que eso. Porque la intuición puede estar
sometida a interpretación, y a juicio, a coloración personal. Mientras
que la Visión del Corazón les da acceso a la Transparencia de todo lo
que era opaco antes, pero no como algo que sería exterior sino que se
desarrolla, en totalidad, en ustedes. El Elemento Aire está, desde
luego, omnipresente, en ese nivel. Es en este sentido, también, que el
Arcángel URIEL, interviene, ahora, después de METATRON, después de la
apertura de la Puerta Posterior, (lo que ustedes nombran KI-RIS-TI, ahí
donde están las Alas etéricas), dándoles a vivir esta Transparencia,
este Abandono del Sí, y esta Libertad y esta Madurez.
Acechen
bien los momentos donde, en ustedes, desaparecen las percepciones de
los sentidos, como las percepciones Vibratorias, que pueden traducirse
por un sentimiento de desestabilización. Porque, en seguida, desde
luego, van a decirse: “¿qué he hecho para hacer bajar mi Vibración?”.
Cuál es la circunstancia que permite lo que ustedes toman, en un primer
tiempo, por un descenso de la consciencia, que solo es, de hecho, su
desaparición, pura y simple. Los invito, no a ejercer una vigilancia de
cada instante, sino a recordarse que en los momentos donde les parece
oscilar, en los que les parece ver desaparecer una percepción Vibral, en
ese momento, recuerden que nunca han estado tan cerca de la Visión del
Corazón, y pues del centro del Centro. Solo hay que, (de manera
figurada) hacer un pequeño paso de más, para encontrar la Inmovilidad y
la Transparencia Total. Acepten confiarse al Gran Espíritu, y el Gran
Espíritu les hará ver (más allá de los límites de toda visión), en la
Visión del Corazón, por la impresión y la impregnación, todo el
Universo, todos los Mundos, todas las consciencias. En ese momento,
sabrán verdaderamente (porque lo vivirán, verdaderamente) lo que es la
Libertad. Ella está ahí, y no está en ningún otro lugar.
En
el corazón del Corazón, hay la Paz, hay la Tranquilidad, hay la
desaparición de todo lo que es resistencia, de toda persona: es la
Última Presencia, la que puede parecerles desembocar sobre una ausencia,
pero que no es ni una ausencia, ni una presencia, es la única Verdad.
Las circunstancias de este mundo, en la hora actual, donde soplan el
Gran Espíritu y los Elementos, es un período capital para hacer el
último paso. Porque ahí se encuentra, yo diría, la verdadera
metamorfosis. Desde luego, lo que yo digo, más allá de mis palabras, es
sobre todo tentar de impregnarlos (más allá incluso de las definiciones
de mis palabras) de lo que puede ser, si ustedes no lo viven, la Última
Presencia, Puerta particular hacia el Absoluto. Y, como les han dicho
muchos de los Ancianos, muchas de las Estrellas: el Absoluto está ya
ahí. Son ustedes, simplemente, que han sido alejados de él. Cualesquiera
sean las razones, no tienen importancia. Porque hoy, esas razones no se
tienen más, porque el Gran Espíritu ya ha golpeado a vuestra puerta,
detrás de la espalda, en la cima de la cabeza, sobre las Puertas del
pecho, y, ahora, al corazón del Corazón. No hay nada más que hacer que
abrir. Y para esta apertura, no hay mejor palabra que Transparencia: no
detener nada, no retener, simplemente, dejarse atravesar. Dejarse
atravesar, es vivir la no-separación, es vivir la Fusión con el Gran
Espíritu, es descubrir el sentido de “Ser Amor”, más allá de toda
consideración humana, e incluso, fraternal. Es descubrir, a la vez, lo
que es, al mismo tiempo, la esencia y la sustancia misma de la Vida.
Ver
con el Corazón, es Ser Libre de todos los condicionamientos, de todas
las opacidades, y también, de todos los sufrimientos y de todas las
memorias que han podido existir, en este mundo. Es participar,
plenamente, a la Vida, y no, solamente a su vida.
He
aquí pues algunas palabras que he podido encontrar, que pueden activar,
en ustedes, la superación de lo que puede ser visto, habitualmente, y
percibido, habitualmente. Yo no puedo más que desearles la más perfecta
de las Transparencias, ahí donde está el corazón del Corazón y la Visión
del Corazón. Esta radiación, del Ser y del no-Ser, es natural. No tiene
necesidad de ustedes para Ser, justamente. Si llegan a comprender la
esencia de mis palabras que van, además, detrás de esas palabras,
entonces lo que tenía para decirles ha tocado bien su blanco.
Entonces,
Hermanas y Hermanos en humanidad, encarnados sobre la Tierra, yo los
Amo. Pero, decirles esto, es también cantarlo a mí misma. Que todas las
bendiciones del Gran Espíritu sean en ustedes, y los atraviesen. SIN
OJOS les dice: hasta una próxima ocasión. Hasta pronto.
NDR
Chakra del Corazón : sobre el eje del esternón, entre los pezones.
|
Punto ER de la cabeza :
sobre la fontanela de la cima de la cabeza, al cruce de la línea que
pasa por el punto de las 2 orejas y de la línea que pasa por la nariz y
el occipucio.
Punto ER del pecho: sobre el eje del esternón, en su parte superior, por encima del chakra del Corazón, sobre la protuberancia esternal llamada ángulo de Louis. |
Punto KI-RIS-TI de la espalda : entre los omóplatos, a media altura (bajo la 5ta vértebra dorsal). Raíz del chakra del Corazón.
|
http://mensajes-del-espiritu-2010.blogspot.com/2012/11/24-de-noviembre-del-2012-no-ojos-autres.html
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