LLAMADO A LOS JÓVENES
Ahora voy a hablar a los jóvenes. A esos que por fuera son jóvenes pero por dentro son tan viejos como los árboles guardianes.
Han recibido una Tierra que muere, Una Tierra enferma. Cada uno de ustedes representa lo mejor de la humanidad. Cada uno de ustedes viene con una misión: Detener la destrucción del futuro. La humanidad antes de ustedes ha venido destruyendo al futuro. Cada generación hereda a la siguiente menos campo y más ciudades. Cada vez se reciben menos bosques y más asfalto.
El ser humano ya no es un hijo de la tierra, de las flores y del río que canta, es más un hijo del acero y del asfalto.
Ya los jóvenes no encuentran diversión en el eco de la montaña, ni en las piedras de río que rebotaban 5 veces en la superficie del agua, cuando eran lanzadas al ras del suelo. Ya no hay interés en dormir en medio del campo, ver alguna estrella fugaz y observar a las estrellas girar en el cielo. Pero la Tierra se está muriendo. Y ustedes son su última esperanza. Por eso ustedes tienen una misión especial. Una misión que sólo ustedes conocen. Cada uno es parte de la solución. Cada uno recibió indicaciones precisas sobre lo que había que hacer. Pero ustedes no lo saben. Sólo intuyen que son parte de la solución. Y eso está bien.
Porque así se protegen… y protegen al plan de rescate. La primera parte de lo que se debe hacer es conectarse con el alma de la raza. Porque dentro de toda raza existe el amor a la naturaleza. El amor a la madre que le dio la vida. Ese amor lo llevan ustedes dentro. Primero hay que descubrirlo. Luego, hay que manifestarlo, todos los días, todas las mañanas, cada vez que vean una flor, un árbol, o a un animal, recordando que todos son hijos de la misma madre de la que ustedes salieron, de la naturaleza, de la Tierra.
Cuando hagan de esto un ritual, cuando se haga costumbre en ustedes agradecer a la madre naturaleza por todo lo que les da empezará a hablarles en su idioma y ciertas ideas empezarán a surgir dentro de su cabeza. Ideas de cómo se puede ayudar de una manera efectiva. Ideas de cómo sus voces pueden ser escuchadas y atendidas. Ideas de cómo pueden los laboratorios empezar a trabajar por la Tierra en lugar de destruirla. De cómo los premios Nóbel u otros que inventen, pueden redirigir a la ciencia hacia una nueva conciencia, hacia una nueva ética científica.
Y de esas ideas irá surgiendo el plan. El plan que fue insertado dentro de sus corazones y del que cada uno recibió sólo una parte. Pero que será una realidad inobjetable cuando reúnan las piezas como un rompecabezas, de todos aquellos que escucharon al grillo, regaron al árbol y sonrieron al sol y a las nubes cuando las vieron por las mañanas. Y entonces, un nuevo movimiento despertará la conciencia de los partidos políticos enriquecidos por jóvenes conscientes, que luego serán gobiernos, que actuarán responsablemente… atendiendo a las masas, que exigieron un nuevo rumbo.
El uranio y el átomo deberán ser dejados en paz. La energía del núcleo no es la que la naturaleza necesita. Ésa contamina más que todas las otras juntas, sus efectos son de muy largo plazo. Las armas nucleares son un ejemplo de estupidez. Cada país creando su propio veneno, el veneno con el que envenenarán a sus propios hijos.
En un planeta donde la naturaleza une a todos los pueblos en una sola aldea, creer que se puede matar a un enemigo con veneno y no ser alcanzado por el mismo veneno es tan infantil como estúpido. Por esa razón hay que redirigir el rumbo.
Por eso este llamado es para los jóvenes. Entiendan que las ciudades son un mundo creado por el ser humano. Sin el campo, la ciudad muere, no habría alimentos, no habría energía, no habría forma de vivir sin la naturaleza. Pero la naturaleza no se protege encerrándola dentro de una cerca y poniéndole por nombre “Parque protegido”, eso es encarcelar lo que es por definición libre. Mejor sería ponerle una cerca a las ciudades, y revisar a cada persona que desee salir al campo que no lleve armas ni contaminación.
Hubo un tiempo en que el hombre y la mujer vivían en el campo. En medio del campo. Y sus pies pisaban la tierra, recibía las vibraciones de la Tierra por las plantas de sus pies. Y eso les permitía entender al planeta. Ahora los pies van encerrados en zapatos, y debajo de los zapatos hay asfalto, y abajo del asfalto, tuberías y residuos de otras construcciones. Hasta los propios insectos, se han vuelto citadinos. Las moscas de la ciudad no podrían vivir en el campo, allá serían rápidamente alimento de otros animales.
Hay un planeta que espera que este mensaje sea escuchado. Los jóvenes de hoy y del mañana son la respuesta a las necesidades de la madre Tierra. Algunos de ellos han sido dotados con la solución. Son el ejército de salvación. Traen internamente una porción de esa solución. Han sido enviados para despertar. Por eso necesitan escuchar a los padres de las tradiciones. Por eso deben atender al llamado de los caracoles. Por eso cuando escuchen al tambor resonar con un ritmo melancólico deben acercarse. Hay un mensaje para ustedes. Los ancianos hablan… hay que escucharlos.
Ellos les hablarán en otro lenguaje que tal vez no entiendan con su mente. Pero lo entenderán con el espíritu. Porque será la madre Tierra hablando por su música. Será la madre naturaleza que los estará llamando para que despierten al recuerdo de eso que el grillo les anunció, de lo que fue insertado en el mismo ADN de sus células. No hay mañana si el presente no actúa ahora. Por eso las acciones se realizan ahora. Un pensamiento, una reflexión, una meditación ahora, formará un plan mañana.
Una carta, una canción, una pintura ahora, formará todo un movimiento mañana. Un grupo, una conferencia, un congreso ahora, serán las ideas que asegurarán la solución mañana. Las acciones son ahora… para poder tener un mañana.
Ahora voy a hablar a los jóvenes. A esos que por fuera son jóvenes pero por dentro son tan viejos como los árboles guardianes.
Han recibido una Tierra que muere, Una Tierra enferma. Cada uno de ustedes representa lo mejor de la humanidad. Cada uno de ustedes viene con una misión: Detener la destrucción del futuro. La humanidad antes de ustedes ha venido destruyendo al futuro. Cada generación hereda a la siguiente menos campo y más ciudades. Cada vez se reciben menos bosques y más asfalto.
El ser humano ya no es un hijo de la tierra, de las flores y del río que canta, es más un hijo del acero y del asfalto.
Ya los jóvenes no encuentran diversión en el eco de la montaña, ni en las piedras de río que rebotaban 5 veces en la superficie del agua, cuando eran lanzadas al ras del suelo. Ya no hay interés en dormir en medio del campo, ver alguna estrella fugaz y observar a las estrellas girar en el cielo. Pero la Tierra se está muriendo. Y ustedes son su última esperanza. Por eso ustedes tienen una misión especial. Una misión que sólo ustedes conocen. Cada uno es parte de la solución. Cada uno recibió indicaciones precisas sobre lo que había que hacer. Pero ustedes no lo saben. Sólo intuyen que son parte de la solución. Y eso está bien.
Porque así se protegen… y protegen al plan de rescate. La primera parte de lo que se debe hacer es conectarse con el alma de la raza. Porque dentro de toda raza existe el amor a la naturaleza. El amor a la madre que le dio la vida. Ese amor lo llevan ustedes dentro. Primero hay que descubrirlo. Luego, hay que manifestarlo, todos los días, todas las mañanas, cada vez que vean una flor, un árbol, o a un animal, recordando que todos son hijos de la misma madre de la que ustedes salieron, de la naturaleza, de la Tierra.
Cuando hagan de esto un ritual, cuando se haga costumbre en ustedes agradecer a la madre naturaleza por todo lo que les da empezará a hablarles en su idioma y ciertas ideas empezarán a surgir dentro de su cabeza. Ideas de cómo se puede ayudar de una manera efectiva. Ideas de cómo sus voces pueden ser escuchadas y atendidas. Ideas de cómo pueden los laboratorios empezar a trabajar por la Tierra en lugar de destruirla. De cómo los premios Nóbel u otros que inventen, pueden redirigir a la ciencia hacia una nueva conciencia, hacia una nueva ética científica.
Y de esas ideas irá surgiendo el plan. El plan que fue insertado dentro de sus corazones y del que cada uno recibió sólo una parte. Pero que será una realidad inobjetable cuando reúnan las piezas como un rompecabezas, de todos aquellos que escucharon al grillo, regaron al árbol y sonrieron al sol y a las nubes cuando las vieron por las mañanas. Y entonces, un nuevo movimiento despertará la conciencia de los partidos políticos enriquecidos por jóvenes conscientes, que luego serán gobiernos, que actuarán responsablemente… atendiendo a las masas, que exigieron un nuevo rumbo.
El uranio y el átomo deberán ser dejados en paz. La energía del núcleo no es la que la naturaleza necesita. Ésa contamina más que todas las otras juntas, sus efectos son de muy largo plazo. Las armas nucleares son un ejemplo de estupidez. Cada país creando su propio veneno, el veneno con el que envenenarán a sus propios hijos.
En un planeta donde la naturaleza une a todos los pueblos en una sola aldea, creer que se puede matar a un enemigo con veneno y no ser alcanzado por el mismo veneno es tan infantil como estúpido. Por esa razón hay que redirigir el rumbo.
Por eso este llamado es para los jóvenes. Entiendan que las ciudades son un mundo creado por el ser humano. Sin el campo, la ciudad muere, no habría alimentos, no habría energía, no habría forma de vivir sin la naturaleza. Pero la naturaleza no se protege encerrándola dentro de una cerca y poniéndole por nombre “Parque protegido”, eso es encarcelar lo que es por definición libre. Mejor sería ponerle una cerca a las ciudades, y revisar a cada persona que desee salir al campo que no lleve armas ni contaminación.
Hubo un tiempo en que el hombre y la mujer vivían en el campo. En medio del campo. Y sus pies pisaban la tierra, recibía las vibraciones de la Tierra por las plantas de sus pies. Y eso les permitía entender al planeta. Ahora los pies van encerrados en zapatos, y debajo de los zapatos hay asfalto, y abajo del asfalto, tuberías y residuos de otras construcciones. Hasta los propios insectos, se han vuelto citadinos. Las moscas de la ciudad no podrían vivir en el campo, allá serían rápidamente alimento de otros animales.
Hay un planeta que espera que este mensaje sea escuchado. Los jóvenes de hoy y del mañana son la respuesta a las necesidades de la madre Tierra. Algunos de ellos han sido dotados con la solución. Son el ejército de salvación. Traen internamente una porción de esa solución. Han sido enviados para despertar. Por eso necesitan escuchar a los padres de las tradiciones. Por eso deben atender al llamado de los caracoles. Por eso cuando escuchen al tambor resonar con un ritmo melancólico deben acercarse. Hay un mensaje para ustedes. Los ancianos hablan… hay que escucharlos.
Ellos les hablarán en otro lenguaje que tal vez no entiendan con su mente. Pero lo entenderán con el espíritu. Porque será la madre Tierra hablando por su música. Será la madre naturaleza que los estará llamando para que despierten al recuerdo de eso que el grillo les anunció, de lo que fue insertado en el mismo ADN de sus células. No hay mañana si el presente no actúa ahora. Por eso las acciones se realizan ahora. Un pensamiento, una reflexión, una meditación ahora, formará un plan mañana.
Una carta, una canción, una pintura ahora, formará todo un movimiento mañana. Un grupo, una conferencia, un congreso ahora, serán las ideas que asegurarán la solución mañana. Las acciones son ahora… para poder tener un mañana.
D. Melquizedek
EMANUEL:
ResponderEliminar-EL TODO ES Y NO ES, ASI QUE SIENTO ALGO EN MI INTERIOR QUE ME LLEVA Y OBSERVO MI VIDA ,Y ES COMO SI ME PRPERARA, Y YO SOLO ESPERO....
UNAMONOS HERMANOS