NIEVE.
(Snow) “…Cuando los Elementos de la Tierra (4 Jinetes de la Apocalipsis) se
modifican, los elementos del hombre se modifican también.
Bodas Celestiales.
18-10-2012. ¡Compartir!!!
Para
convertir texto en audio crear cuenta gratis en:
Grabaciones
de voz en vídeo de mensajes de Bodas Celestiales con la voz de SaräAmma:
Canalizado
por: Jean Luc Ayoun
Transcripción:
Véronique Loriot
Traducción:
Susana Milán.
NIEVE
18 octubre 2012
18 octubre 2012
Soy NIEVE y saludo a mis Hermanos y Hermanas de la Tierra.
Vengo, por mi experiencia encarnada, a daros los elementos que pueden durante
este periodo, permitiros vivir mejor los Elementos. Hace poco tiempo, os hablé
de los Jinetes y de sus efectos sobre la Tierra (ndr: su intervención del 19
julio 2012). Otras Hermanas os han hablado de vuestra cabeza, y de los
Elementos que se imprimen en diferentes partes de vuestra cabeza (ndr: en lo
que concierne a la llamada de los Elementos y el lugar de los Triángulos
Elementales de la cabeza, ver en particular la intervención de
NIEVE del 1 septiembre 2012). Os he hablado también, por supuesto de
la naturaleza. Voy a expresar según mis palabras, lo que son los Cuatro
Elementos, los Cuatro Jinetes, los Cuatro Elementos de la Tierra de la que
estamos constituidos, en este cuerpo y que por tanto han salido de la Tierra.
Cuando los Elementos de la Tierra se modifican, los elementos del hombre se
modifican también. Y es precisamente lo que está a punto de pasar. El Gran
Espíritu llega hacia vosotros, a la velocidad de un caballo al galope. Ese Gran
Espíritu es llevado, soportado y servido por los Cuatro Elementos unidos por el
Quinto. La acción de los Elementos os es visible en la Tierra, según los
lugares en que viváis. Los Elementos, a su manera, llaman al Despertar. Vienen
a cantar a vuestros oídos. Vienen a Cantar en vuestro cuerpo. Vienen a Obrar.
Vivir los Elementos, es beneficiarse de sus efectos, más allá de lo que os han
dicho mis Hermanas y otros Ancianos, relativo a la relación que existe entre
los Elementos y lo que se llaman Linajes Celestiales.
Los Elementos actúan en vosotros: os llaman y os demandan a vosotros,
llamarles también. Llamar a un Elemento es simple, no requiere un ritual
complejo. De igual forma que podéis vivir las Comuniones con una de las
Estrellas, como los Ancianos o los Arcángeles, podéis también, de ahora en
adelante, percibir y distinguir en vosotros, los Elementos, cuando os llaman y
también cuando vosotros los llamáis. La primera sensación de un Elemento que os
llama se sitúa directamente en lo alto de vuestro cuerpo, en los sectores que
llamáis la Corona Radiante de la cabeza. Un Elemento, dos Elementos, tres
Elementos, los cuatro Elementos (lo que es más raro) pueden ahora llamaros, al
mismo tiempo. Esto se manifestará en vosotros en el lugar preciso de impacto
del Elemento, en vuestra cabeza. Algunos de vosotros comienzan a sentir dos y a
veces tres, al mismo tiempo. Cuando los Cuatro Elementos se acoplen en
vosotros, primero en vuestra cabeza, entonces, el Quinto Elemento podrá
también, llamaros. Y ese Quinto Elemento, penetra específicamente en el punto
más alto de vuestro cuerpo, por lo que llamáis el Punto ER, en el centro de la
cabeza.
Los Elementos son esos también, que realizan el despliegue de vuestro
Corazón Eterno que podéis facilitar por los medios que se os han dado (ndr: ver
la rúbrica “protocolos para practicar/ Despliegue del Corazón Ascensional”). Y
después, tenéis también, vosotros mismos en vuestros momentos, los que sean, la
posibilidad de llamar también a uno de los Elementos o a varios Elementos.
Simplemente: de igual forma que Comulgáis con vuestros Hermanos y Hermanas,
despiertos en la Tierra (como con nosotros), basta simplemente nombrar al
Elemento. No merece la pena liarse con su nombre (según una tradición, o según
una Vibración): el simple pensamiento en el Elemento basta de ahora en
adelante, para ponerlo en movimiento, y por tanto llamarlo. Notaréis que estáis
más a gusto con algunos Elementos, más que con otros. Llamad primero a los
Elementos con los que estéis más a gusto. Lo más frecuente, son esos que se han
manifestado en vosotros, primero. Vais a constatar que cuando habéis llamado a
un Elemento, o un Elemento os llama, y cuando se conjugan por dos o por tres,
vuestra conciencia no es ya la misma. Pasan cosas inhabituales. Que se os
pueden revelar tanto por la Visión más Interior y profunda (y como se ha
dicho), vuestros Orígenes, vuestros Linajes. Lo que voy a evocar no es esto
sino, más bien, el aspecto de Transformación de los Elementos, en vosotros.
Cuando os llama el Fuego, el Triángulo de FUEGO se hace sensible. Y en ese
momento, el Fuego, que ahora es ese Fuego Micaélico, viene literalmente a
vuestro cuerpo, a apoyarse en ciertas Puertas: ATRACCIÓN y VISIÓN (ndr: la
posición precisa de esas Puertas está indicada en la rúbrica “protocolos para
practicar /Yoga de la Eternidad: Integración de Pasos”). Viniendo a insuflaros
las cualidades de lo que Sois, cuando no estáis en un cuerpo de la carne y de
la Tierra. Así se hacen sensibles las Puertas de los órganos del hígado (ndr:
Puerta VISIÓN) y del bazo (ndr: Puerta ATRACCIÓN). Cuando el Triángulo de la
TIERRA, y cuando el Elemento Tierra os llama (o cuando le llamáis vosotros),
entonces, la parte baja de la columna responde. Cuando el Aire os llama, el
lado izquierdo del pecho responde. Y cuando el Agua os llama, el lado derecho
del pecho os responde. Y constatáis que se realiza una intrincación (vosotros
diríais una alquimia, en vuestro lenguaje), entre un Elemento Celestial y un
elemento Interior de este cuerpo de carne, que se completan, realizando una
unión entre los Elementos que acompañan al Gran Espíritu y los elementos de la
Tierra de vuestro cuerpo, que estaban (como sabéis) limitados.
Vais a necesitar percibir y vivir el efecto de los Elementos en vosotros. Y
no solamente en la Corona de la cabeza sino, mucho más, en el conjunto del
cuerpo. Observaréis fácilmente, por vosotros mismos, que cuando los Elementos
se conjugan dos a dos, se conjugan primero en Elementos complementarios: el
Fuego con la Tierra, el Aire con el Agua. De esta conjugación resulta lo que
pasa en vuestro Corazón, que se abre al Gran Espíritu como jamás, y que viene a
transportaros en lo que él Es. Os hacéis entonces parecidos al Gran Espíritu,
sin límites, sin problemas, simplemente apoyándoos y guiándoos por lo que está
más cercano a vosotros: los Elementos.
Así pues, cuando hayáis vivido la Llamada de los Elementos (o si decidís
llamarlos vosotros mismos), constataréis fácilmente, que vuestro cuerpo vive
los efectos: sea a nivel del vientre, sea a nivel de pecho, sea a nivel de la
parte baja de la espalda y lo que corresponde a la pelvis. Cuando los Cuatro
Elementos hayan resonado en vosotros, por pares, después a tres y finalmente, a
cuatro, entonces sabréis que la Obra de los Elementos se termina en vosotros.
Muchas cosas os serán más claras. Muchas cosas transformarán lo que sois, en
algo mucho más claro, yo diría incluso, mucho más refinado, más de acuerdo con
los Elementos de la Tierra, e incluso con los Jinetes. Todos los Elementos os
hacen realizar el paso de umbral. Esos pasos de umbral, os los ha comunicado
uno de los Ancianos (ndr: intervención de SRI AUROBINDO del 4 octubre 2012).
Poco importa, constataréis vosotros mismos, que uno de los Elementos que se
imprime en vuestra cabeza, se despliega en vuestros cuerpos, según las reglas
que os he dado.
Cuando los Cuatro Elementos se reúnan en vosotros, antes de reunirse con la
Tierra, vais a vivir algo diferente. De forma mucho más evidente incluso, que
la sensación del centro de la cabeza, o que los Triángulos de los Elementos,
vais a constatar que vuestro cuerpo se pone en resonancia. Por tanto, en tres
zonas privilegiadas: la parte baja de la espalda y la pelvis, la zona alta del
vientre y la zona torácica. En ese momento, los Elementos favorecerán de manera
mucho más potente, el Corazón abierto al Gran Espíritu. Cuando el Corazón está
abierto al Gran Espíritu, esto no es solamente el Fuego del Corazón sino más bien,
la integración de todos los componentes de los Elementos de esta Tierra, en
vosotros.
Los Elementos os llaman también, de una manera diferente, porque la Tierra
habla. Su suelo que es Libre ahora, os transmite una Onda que se llama la Onda
del Éter y que representa los Cuatro Elementos en acción, a partir del centro
de la Tierra, en respuesta a la Llamada del Gran Espíritu. Entonces, en un
momento, después de haber sentido el centro de la cabeza, toda la zona de lo
alto del cráneo, sentiréis el punto más bajo de vuestro cuerpo: vuestros pies.
Habrá como una respiración entre las plantas de los pies y el punto más alto
del cuerpo: lo alto del cráneo. En ese momento, vuestro Sonido Interior, ese
del Gran Espíritu, será no solo permanente, sino que Vibraréis al ritmo de su
tonalidad. Los Elementos no tendrán más secretos para vosotros, y viviréis
verdaderamente que estáis constituidos de esos Elementos de la Tierra y de los
Elementos del Cielo. El Reencuentro de los dos os acerca al Gran Espíritu, os
acerca a aquellos que nosotros llamamos los Ancestros: aquellos que han pasado
por la Tierra antes que vosotros, aquellos que velan a vuestro lado, más allá
mismo de los Ancianos y las Estrellas. Todos los Hermanos Galácticos esperan
este momento. La Realización del Éter en los pies y en lo alto de la cabeza,
hace funcional la totalidad de vuestro nuevo Vehículo.
Recordad que los Elementos pueden llamaros (uno a uno, dos a dos, o tres a
tres), llevándoos a buscar en la naturaleza, lo que presta mejor. Como dije
(ndr: su intervención del 1 septiembre 2012), si el Agua os llama, id al borde
del agua. Si el Fuego os llama, sea que tengáis la oportunidad de encender
fuego, sea que miréis el Sol. Si el Aire os llama, id a oír el sonido del Aire
bajo los árboles. Y si la Tierra os llama, entonces poned la parte baja de la
espalda en la Tierra. Realizaréis entonces, por eso y por lo que hacéis
vosotros en ese momento, la unión de los Elementos del Cielo y de la Tierra, en
vuestros Elementos. Esto hará reconectaros, no solamente Alinearos y
recentaros, sino que os permitirá también beneficiaros de los Cuatro Espíritus
que sirven al Gran Espíritu, y vivir los efectos importantes en vuestra vida.
Vivir los Elementos es simplemente estar un poco atento, al momento en que os
llaman y consagrar un poco de vuestro tiempo, cuando vosotros decidís
llamarlos.
Si una de las zonas de vuestro cuerpo os parece muy sensible (sea la
pelvis, o la espalda, sea el pecho o cualquier zona), si esa zona se hace
insoportable para vosotros, entonces reunid a los Elementos de la naturaleza
que corresponde, llamad al Elemento y al Elemento que le está asociado. Si por
ejemplo vuestra digestión está bloqueada por el Eje ATRACCIÓN / VISIÓN de
vuestro cuerpo (del hígado y el bazo), entonces llamad al Fuego. Y si esto no
basta, llamad al Elemento que resuena con él: la Tierra. Si los dolores y
sensaciones de vuestro pecho se hacen muy fuertes, entonces llamad a los
Elementos de Agua y de Aire. Id a ver el agua, poneros bajo un árbol y
comprobaréis muy rápido que la alquimia que se realiza en vosotros, favorece la
asimilación de los Elementos.
Cuando vuestros Cuatro Elementos estén pacificados y armonizados, entones
el Éter se pondrá en camino: sea el Éter de la Tierra (bajo vuestros pies) o el
Éter del Cielo (que vosotros llamáis Supramental), éstos serán conectados y se
reunirán en vuestro Corazón. Favoreciendo entonces, la apertura del Corazón al
Gran Espíritu y el despliegue de lo que los Ancianos han llamado, creo, el
Corazón Ascensional. Viviendo esto, podréis decir que todo está Cumplido en
vosotros. No quedará ya ninguna zona sin Claridad, no en el sentido de vuestra
vida, sino realmente sobre eso que Sois: el Gran Espíritu, en una de sus partes
y en su Totalidad.
Esto es muy sencillo de realizar: no hay nada más que hacer que utilizar
vuestro cuerpo, utilizar la naturaleza y sus Elementos, de la forma que os he
indicado. Los efectos benéficos aparecerán muy rápido, a la vez en vuestra
capacidad de estar estable, de estabilizaros, de Pacificaros, y concurrirán a
manteneros en la Paz y la Tranquilidad. Los Elementos os llaman, vosotros
llamáis a los Elementos. Os responden y vosotros les respondéis, por los
elementos de vuestro cuerpo y por las sensaciones de este cuerpo.
Todo lo que se produce y se producirá en la Tierra, por los Jinetes y en
vosotros, por vuestros propios Elementos regenerados, os llevará al umbral y al
límite de este cuerpo de carne. Os desvelará (lo que ya hemos dicho), de manera
más evidente, vuestros Linajes.
Percibiréis entonces, por hábito, cada vez más fácilmente, la acción de los
Elementos, en vosotros. Si por azar, uno de los Jinetes es poderoso en torno
adonde estáis, comprobaréis también que los Elementos de vuestra cabeza
resuenan y que cada Elemento va a establecer, de alguna forma, una resonancia
con el Éter, con el Aliento del Espíritu. Ese Aliento del Espíritu, presente en
vosotros, os dará todas las posibilidades, yo diría, de creación instantánea de
lo que es necesario para vosotros. Se trata de algo normal. No hay nada,
absolutamente nada de mágico, nada de excepcional, aunque para vosotros sea
extremadamente novedoso, extremadamente rápido y poderoso. La acción del Gran
Arcángel (ndr: MIGUEL) que se mantiene cerca de LA FUENTE durante este tiempo,
tal como os ha propuesto ayer, se manifestará en vosotros, más allá de lo que
se ha dicho, por las modificaciones de funcionamiento de este cuerpo de carne y
sobre todo, por una capacidad muy grande de Comulgar, no ya solamente con
nosotros o entre vosotros, o con el Doble, sino directamente con los Elementos.
Para finalmente, conduciros a la Fusión a la Fuente que os hará vivir lo que
dijo el Cristo: os haréis Uno con el Gran Espíritu, cada vez más fácilmente,
cada vez sencillamente, sin esfuerzo.
Los Elementos como los Jinetes que llevan los Elementos a la Tierra, como
en vosotros, son los Guías infalibles para el Renacimiento y la Ascensión. Como
mis Hermanas os han dicho, el Canal Marial que a nivel colectivo, acoge todo
esto, está presente también en la Tierra, ahora que las líneas que encerraban a
la Tierra, no están ya. Veréis vosotros mismos, en vuestra carne y vuestros
sentidos, que la acción de esos Elementos es porque esta acción permite lo que
he llamado una reconexión y un recentrado en el que, el Éter puede cumplir su
función. Más allá de las sensaciones de las diferentes partes del cuerpo y las
diferentes partes de la cabeza que están vinculadas, asistiréis en vosotros
también, a gamas de transformación mucho más marcadas aun, que lo que habéis
vivido quizá durante estos años y durante esta vida. Vivir los Elementos va a
acercaros a ellos, os va a llevar a considerar un Elementos igual que a un
animal del bosque, como algo viviente, porque los Elementos están efectivamente
vivos. Aunque no os lo parezca, aunque la ciencia en Occidente no lo haya
mostrado, hay una vida en los Elementos. Y esta vida es de una Vibración que os
es desconocida por el momento y esta Vibración (que organiza y ordena las
Dimensiones), les permite estar en todas las Dimensiones. Es exactamente lo que
los Elementos realizan en vosotros. Es exactamente lo que podéis favorecer con
esta llamada de los Elementos. Recordad también, que los Elementos son un medio
de favorecer la tranquilidad del cuerpo cuando está demasiado sensible, en una
de las etapas que he dado.
Todo esto no es complicado, porque va volver en la medida que lo viváis y
haréis esto muy fácilmente (como el recién nacido que aprende al cabo de cierto
tiempo a caminar). Esto ya está inscrito en vosotros, en nosotros todos, cuando
estábamos en la Tierra, aunque hayamos olvidado las funciones y la sensación
fuera ampliamente deficiente. Pero la Liberación del Gran Espíritu (encerrado
en el Sol), la Liberación del Espíritu de la Madre-Tierra, permite ahora esto
en vosotros porque, os recuerdo, estamos todos constituidos, cuando estamos en
la Tierra, de los Elementos de la Tierra. Nada de este cuerpo viene de otra
parte, contrariamente a nosotros. Es por eso que el trabajo de los Elementos
solo puede intervenir de manera visible ahora. Ha sido necesario prepararlo.
Que la Madre-Tierra se prepare. Ha sido necesario preparar el Cielo. Ha sido
necesario preparar los Velos de Gaya (la Tierra) y vuestros Velos para recibir
los Elementos. Recibir los Elementos, es mucho más que el bautismo del
Espíritu: es encontrar el verdadero sentido de la Vida, no limitada por un
cuerpo, no limitada por lo que sea. Los Elementos son los agentes de la
Libertad, los agentes de la Liberación, igual que vosotros, recubiertos del
Manto Azul de la Gracia o recorridos por la Onda de Vida (o los dos). Estad
atentos a lo que os dice vuestro cuerpo, sea la que sea su edad. Observad sobre
todo en los primeros tiempos, cuando sintáis uno de los Elementos de la cabeza,
para usarlo, para apoyaros en su naturaleza y el Elemento de la naturaleza que
corresponde (como lo he dado), aunque solo sea unos instantes. Y verificaréis
vosotros mismos, los efectos.
Cuando el quinto Elemento se alcance, cuando el Éter del Cielo y de la
Tierra resuene en vosotros, sabréis entonces, que estáis muy próximos del
sonido permanente del Cielo y de la Tierra. El tam-tam de la Tierra será
permanente y el canto del Cielo será también permanente en vosotros, sobre todo
eso que os es sensible, por encima de vosotros y por debajo de vosotros. Ese
momento no puede faltar, sea para vosotros solos, o para el conjunto de la
comunidad humana. Lo que realizáis es, de alguna forma, un aprendizaje (porque
estáis un poco adelantados sobre el tiempo de la Tierra). Los Elementos son
regeneradores, pero no la regeneración que esperaríais en este cuerpo de la
Tierra, sino que son regeneradores y revivificantes para los cuerpos eternos
del Espíritu. Cuanto más importante se haga la percepción de lo alto de la
cabeza y de las plantas de los pies, más hará falta vigilar o respetar esa
llamada del Éter, en vosotros. En esos momentos es cuando hace falta estar
vigilante, aunque no es fundamental, pero en todo caso puede ayudaros a no
experimentar sensaciones desagradables. Os hará falta aplicar los preceptos que
os ha dado mi Hermana HILDEGARD, referente a los alimentos (ndr: ve la
intervención de Hildegarde de Bingen del 3 octubre 2012). Vosotros probaréis
igualmente, por el tipo de alimentos adaptados que ingerís, os probaréis a
vosotros mismos, que la metabolización del Éter se ha realizado. Acordaros
siempre, que es más fácil metabolizar esto en la naturaleza que simplemente
meditando, encerrados en vuestra casa. Cuando los Jinetes estén presentes a
vuestro lado, viviréis esto de forma aumentada. Y constataréis también que,
contrariamente al resto de los Hermanos y Hermanas de la Tierra que no han
abierto aun el corazón al Espíritu, el efecto sobre vosotros, será
diametralmente opuesto. El que tiene miedo del tornado huye, el que vive el
Elemento Aire no se mueve: está sereno porque, como os he dicho, ningún Jinete
puede alcanzaros. Solo son la manifestación visible, como siempre, de lo que
pasa en vosotros. Vienen a despertaros. Vienen a romper las últimas
oposiciones, resistencias, las últimas dudas, las últimas cuestiones.
Vivir los Elementos de la Tierra, es alimentarse también de ello. En ese
sentido, las palabras de una de mis Hermanas encuentran todo su eco en cuanto a
vuestra alimentación, en cuanto a vuestras necesidades (ndr: ver los consejos
sobre los alimentos en la intervención de Hildegarde de Bingen del 3 octubre
2012). Cuanto más acojáis los Elementos (cuando os llaman o cuando vosotros les
llamáis), más constataréis que vuestras necesidades, sean las que sean, serán
saciadas, preparándoos de alguna forma, a la nueva Vida, a la vida de la
mariposa. El alimento de la mariposa no es el alimento de la oruga. Los
movimientos de la oruga no son los movimientos de la mariposa. La conciencia de
la oruga no es la conciencia de la mariposa. Es todo esto lo que os va a
aparecer, como por arte de magia, pero no es magia: es natural. Estos son los
elementos generales que tenía que daros. Si mi exposición requiere suplementos,
complementos y si tenemos espacio de tiempo necesario, os escucho.
Pregunta: ¿los problemas en la parte alta del vientre a qué Elemento
corresponden?
Corresponde a lo que vosotros llamáis las Estrellas Atracción-Visión y AL,
que resonando con el cuerpo, no están en el mismo lugar puesto que la Estrella
AL no está en el vientre a nivel de la Puerta sino en el pecho. Se produce
efectivamente, un movimiento. Yo diría que la base de los Triángulos, para la
zona abdominal, es la base del Triángulo de Fuego de la cabeza. A nivel de la
pelvis, de la pelvis menor y de la baja espalda, existen muchas más Puertas
pero, es el Triángulo de la Tierra que rige esto con un punto de paso que hace
la unión entre el Triángulo de la Tierra y la baja espalda que es el punto
KI-RIS-TI. Hay una resonancia también, por supuesto, entre el Fuego de la Tierra
por el punto OD, el de la cabeza y el de lo alto del vientre. Es lo mismo para
cada Elemento de la cabeza manifestándose en el cuerpo. Yo os invito
simplemente a mirar lo dibujos y a ponerlos al lado y veréis muy rápido mirando
los dibujos, antes incluso de vivirlo en vosotros, lo que pasa entre cada
Triángulo y cada zona del cuerpo. (Ndr: esquemas en preparación)
En resumen, el Triángulo de la Tierra corresponde a todas las Puertas
situadas lo más bajo en el cuerpo, sobre los pliegues de la ingle y alrededor
del sacro. El Triángulo de Fuego corresponde a la zona del abdomen alta. El
Triángulo de Aire corresponde a la zona torácica izquierda y el Triángulo de
Agua corresponde a la zona torácica derecha. Hay, como veis (y mirando los
esquemas será más fácil), una traslación que efectúa la reversión de la que os
habló mi Hermana MA (ndr: MA ANANDA MOYI), hace casi dos años (ndr: ver en
particular, sobre este tema, las intervenciones de MA ANANDA MOYI del 11 julio
y 12 septiembre 2012), entre el Fuego de la personalidad y el Fuego del
Espíritu, de ahí esa reversión, entre el vientre y el pecho, ilustrado por el
paso de la Puerta Estrecha. Pero si tenéis los dibujos ante vuestros ojos, os
aparecerán entonces los movimientos que permiten lo que yo he llamado esta
reconexión. Puesto que la finalidad, por supuesto, es el quinto Elemento, el
Éter que vibra en lo alto de vuestra cabeza y que vibra por supuesto, en la
parte alta del pecho cuando el cuerpo, que vosotros llamáis Aire, se abre con
el Corazón realizando la Tri-Unidad de la Nueva Alianza, la Fusión de los
principios que vosotros denomináis Cristo, María y Miguel. ¿Hay otras
cuestiones?
No tenemos más preguntas, os damos las gracias.
Hermanos y Hermanas encarnado en la carne de la Tierra, vivamos juntos un
momento de Paz, gobernado por el Aire.
…Compartamos el Don de la Gracia…
Yo soy Nieve o Pluma Blanca. Que el Gran Espíritu sea en
vosotros. Hasta pronto
No hay comentarios:
Publicar un comentario