Original en Francés.
Canalización: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Odilia Rivera.
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Tengo la gran Alegría de intervenir en este Canal. Fui, en mi última encarnación, Hermana Yvonne Aimée de Malestroit. En la actualidad, me presento ustedes como Estrella KI-RIS-TI. Para todos vosotros, mis Hermanos y Hermanas, aquí presentes, y quienes leerán o escucharán lo que tengo que decirles, transmito mi Amor, que es el vuestro. Comenzaré, si lo permiten, por un breve sobrevuelo de lo que fue mi Vida, no tanto como una memoria, sino más bien como ejemplo de lo que va a pasar a ser su Vida, todos ustedes, si lo aceptan. Si acogen, en ustedes, su Dimensión CRISTO, su estado CRISTO.
Dirigí, durante mi vida, a una comunidad religiosa, en una región de Francia, muy cerca de un lugar mágico llamado Brocéliande. Formé efectivamente parte de unas congregaciones Católicas romanas, ya que, a principios del siglo anterior y hasta mi muerte, era muy difícil manifestar este estado de CRISTO en otra parte que en estos espacios, al menos para una Occidental. Los que querrán buscar lo que fue mi Vida y lo que se realiza durante mi vida, bien independientemente de mi propia voluntad o cualquier atención o deseo por mi parte, lo encontrarán fácilmente. En la actualidad, represento y llevo la Estrella CRISTO. El Eje que fue el mío, en resonancia con mi Hermana Hildegard de Bingen, que vivió mucho tiempo antes que yo, este Eje KI-RIS-TI/REPULSIÓN es el Eje que vino a, a medida de los siglos, intentar rectificar la Luz alterada (ndr: esquemas en la rúbrica “protocolos/Yoga Integrador de nuestro lugar). Durante mi vida, muchos mecanismos, que los humanos llaman, hoy aún, sobrenaturales, fueron mi lote diario. Mis lágrimas se transformaban en diamantes, mis vómitos de sangre se transformaban en claveles y empapelaban mi habitación. Estaba presente a la vez en numerosos lugares, en este mismo cuerpo físico que vivía entonces. Yo pude así intervenir, durante la segunda Guerra Mundial, a la vez en el monasterio, en las congregaciones que dirigía y, al mismo tiempo, a millares de kilómetros de allí. Atravesaba numerosos sufrimientos, pero incluso estos sufrimientos pasaron a ser, ellos mismos, Estados profundamente diferentes de este sufrimiento.
En la actualidad, van ser llamados a pasar a ser o que se vuelvan a ser el CRISTO y en consecuencia a manifestar esta creación espontánea de la Belleza y la Verdad. En esta época allí, eso se llamó milagro, incluidos numerosas de mis Hermanas y observadores fueron los testigos privilegiados, hasta uno de sus Jefes de Estado que asistió a la incorruptibilidad de mi carne, bien después de mi muerte. A diferencia de mis Hermanas más jóvenes que vivieron a principios del siglo XX, como Gema Galgani o San Teresa del Niño Jesús, mi Vía fue la de la Fusión Consciente e Íntegra con el CRISTO. No fui solamente una de sus Esposas, así como se dio en esta época el nombre, pero fui El mismo. Reuní pues, cuando viva, lo que se llama, hoy, este Andrógino Primordial, permitiendo realizar la Fusión él y ella, como se los decía mi Hermana Ana. Y ello, lo viví cuando estuve viva. Esta fusión del Andrógino da acceso a la dimensión real del ser humano, como Hijo Ardiente del Sol, Niño del uno, Niño de la Eternidad, CRISTO. Esta Fusión me permitió entonces revelar y develar un control total de la Gracia, no en el sentido de un control, sino en la manifestación de esta Gracia, en múltiples sectores de mi vida, en los múltiples Estados de Éxtasis que viví entonces. Fui pues, hasta cierto punto, por mi Cuerpo y por mi Espíritu, el testigo privilegiado de este Andrógino Primordial, correspondiendo a la reunificación de las polaridades y permitiendo entonces manifestar la totalidad de la Verdad, en este mundo de Ilusión.
Comenzaba a manifestar eso mientras que, paralelamente, en el Oriente, un ser, él también, entendió lo que era la llegada de esta Luz: el bienamado Sri Aurobindo. Al mismo tiempo (él, en Oriente y yo, en Occidente), manifestamos (él, sobre un método de comprensión y yo, sobre un método material) lo que era ver esta Luz que volvía de nuevo y nosotros la tuvimos, cada uno a nuestra manera, densificada y manifestada en nuestra Vida (en sus escritos, y también yo en mi propio testimonio de Vida). Volver a ser CRISTO o volverse CRISTO, es pues encontrar su herencia natural. Es redescubrir su Dimensión, más allá de la aparición de este Cuerpo, más allá de la aparición de todo lo que hace este mundo. Es entrar en resistencia, hasta cierto punto, contra la Ilusión del mundo, no rechazando esta Ilusión, sino superándola, enteramente. Intentando poner mis pasos en los pasos del CRISTO, como Esposa, inicialmente, en este deseo de Simbiosis, en mi deseo de desaparición y disipación incluso de mi propia persona en Su Seno, comprendí entonces que no estábamos separados uno del otro. Y vine entonces a manifestar lo que mis contemporáneos llamaron milagros, que no son, en realidad, más que el resultado del estado Crístico. Cuando el CRISTO vino, aquí hace dos mil años, ya anunciaba su vuelta, bien más allá de las vicisitudes de un cuerpo, en Espíritu y en Verdad, tal como se había ido. Estuve simplemente con anticipación de dos generaciones.
Al convertirse en El, vuelven a ser ustedes mismos. Se salen de los roles. Salen de toda proyección, de todo deseo. Salen también de toda dependencia. Salen de toda insuficiencia y toda imperfección, sin querer sin embargo trabajar sobre estas insuficiencias y estas imperfecciones, sino simplemente rechazando (podando, hasta cierto punto) las malas ramas. Pero sin querer hacerlo, simplemente por una tensión. Así como lo había expresado mi Hermana de Eje, Hildegard de Bingen, esta tensión hacia él, hacia este Absoluto, hace que, en un momento dado de la existencia humana, se realice esta Simbiosis, esta forma de Fusión perfeccionada, consiguiendo ella misma el Andrógino Primordial (bien más allá de la simple definición, frustrando las trampas de la personalidad queriendo asignarse la Luz), volviéndose CRISTO. Eso requiere de pasar por una serie de muertes. Eso requiere de pasar por una serie de choques. Eso requiere de pasar por una serie de desengaños. Y también, por una serie de sufrimientos. Pero estos sufrimientos no se buscan, como algunos los buscaron. Ocurren ellos mismos, en esta simbiosis, ya que volver a ser CRISTO o volverse KI-RIS-TI, es ya no dejar lugar, en sí, para cualquier Sombra. Como se lo dijeron las otras Hermanas, es volverse, enteramente, Transparente a la Luz, ya no existir independientemente de la Luz. Es decir, ya no estar presente en este mundo, estando sobre este mundo.
En la actualidad, la humanidad entera se prepara a vivir el bautismo del Fuego, la vuelta del Espíritu, la vuelta del CRISTO. Para eso es necesario dejar, efectivamente, como El lo decía cuando vivo, todo el lugar. El impulso íntimo hacia él, la identificación, luego la Simbiosis con él, solo puede vivirse si todo lo que fue ilusorio, todo lo que fue resistencia, todo lo que fue deseo, todo lo que fue voluntad personal es destruido por completo en este Fuego del Espíritu, transformándose, en este Fuego devorador, que con todo no quema. Volverse CRISTO, es volverse rey de Amor, coronado con Su Corona, regenerado y resucitado en el Fuego del Corazón. Es dejar pasar la Luz. Volverse el receptáculo de su Respiración y su Espíritu, hecho que vuestra respiración y vuestro propio Espíritu no pueda ser asimilado a todo lo que sea en el seno de este mundo En otras palabras, es vivir de Humildad, de Simplicidad, enteramente. Vivir la Simbiosis en CRISTO, es borrarse completamente. Es ya no reaccionar a cualquier cosa o a quienquiera. No vivir más que para esta Transparencia. No vivir más que para convertirse en eso, sin ningún otro pensamiento, sin ningún otro deseo, sin ninguna otra voluntad.
Para eso, la personalidad debe fundirse y desaparecer. No por su propia negación, no por un propio trabajo, sino en este acto, tan noble, que aquí dos años el Arcángel Anaël llamaba Abandono a la Luz. Este Abandono, como lo decía, es un Don de Sí, total, a la Luz. Lo que vivimos, los unos y los otros, sobre este mundo, pertenece irremediablemente a algo falso, a alguna-cosa privada de Luz. Es necesario, para eso, aceptar, bien más allá de la definición del pecador, que solo somos aquí Sombras. Esqueletos vacíos de todo Fuego, brillantes de su ausencia de brillo, de superficialidad. Sin por lo tanto condenarnos, sin juzgarnos, sin condenar a quienquiera o juzgar a quienquiera ya que, en definitiva, cada Hermano y cada Hermana, incluso que, hoy, no sirve a la Luz, la servirá un día y se convertirá en esta Luz. Es justo un desfase de tiempo, un desfase de espacio. Pero, básicamente, cada Hermano y cada Hermana están efectivamente en el CRISTO, incluso si lo rechaza.
Entonces, al superar todos estos límites impuestos por la Sombra en la cual estamos, nos resulta posible, poco a poco o de manera fulminante, vivir esta identificación y esta Simbiosis con Él, y pasar a ser real y concretamente El. Aceptar ser un rey de Amor, es aceptar no ser el rey de nadie aquí abajo. Aceptar convertirse en este CRISTO, es renunciar, como él, al reino de este mundo. Eso puede parecer difícil, por supuesto, puesto que, hoy, sobre todo en este período, el culto de la individualidad, el culto de la personalidad se promueve al extremo. Nunca el sufrimiento ha sido tan grande en este mundo, por lo mismo de esta pretensión. La Sombra refuerza a la Sombra, pero la Sombra se convertirá, un día en, Luz. Para eso, es necesario que la Luz encienda a la Sombra. No hay ni bien ni mal, en definitiva. Vivir el CRISTO es vivir el Espíritu del CRISTO, volver a Él, es superar el Bien y el Mal Es sacrificarse para la Luz y no ser sacrificado por otros. Sacrificarse uno mismo es volverse sagrado. Es encontrar la verdadera Vida. Es vivir más allá de la Dualidad, manifestar este estado llamado la Unidad, que contribuye a establecer, permanentemente, su Alegría, en todo lo que viva este Cuerpo y todo lo que viva su personalidad. Es ya no definirse a sus peores sufrimientos, hasta que ellos se transformen ellos mismos. Es no reivindicar nada más que ser el CRISTO. Es sobre todo descubrirlo y revelarlo en Sí, ya que se ha ocultado siempre allí, en lo más profundo del Corazón, esperando este momento, este momento colectivo que llega ahora, firmando el final de la Sombra.
Por supuesto, la Luz da miedo. ¿Da de miedo a quien, o a qué? Da miedo, obviamente, al que está en la Sombra y que juzga todo desde su propia Sombra, de su propio miedo. El Amor es ausencia de miedo. La relación humana de amor está obstruida por el miedo, ya que en cuanto hay amor, hay miedo de perder el amor. Esto no es el Amor. El Amor está más allá de este miedo. El Amor, precisamente, es ya no vivir el miedo. Es abandonarse completamente, por el proceso de Simbiosis, a Él. Se convierten en El, en Verdad y en Unidad. Es acogerlo en Luz, como decía el bienamado Juan, en Unidad y en Verdad, no hacer ya más que Uno, suprimiendo la distancia, permitiendo entonces a todo lo que formaba parte del ámbito de la Sombra, en ustedes, desaparecer. Incluso la enfermedad, incluso el sufrimiento, en ese momento, no es más un peso sino se convierte en una ligereza.
Eso es ciertamente difícil de aceptar por la personalidad, ya que cuando la personalidad sufre, se vuelve pesada. Recrimina, y manifiesta y expresa este sufrimiento. Pero, para el Ser que se abandona en CRISTO y que se convierte en CRISTO, el sufrimiento mismo no puede ya ser esta densidad y esta gravedad. Se supera de sí mismo, permitiendo ser encendido y resplandeciente por el Amor. A menudo, se les ha descrito el Corazón, y sobre todo del Fuego. Sí, el Corazón es un Fuego. El Amor es el Fuego del Espíritu. Es un Fuego. Un Fuego que devora, pero, obviamente, que no devora el Amor. Al contrario, que va a devorar todo lo que no es el Amor, con el fin de dejar aparecer el Diamante de su Corazón. Su dimensión de Hijo Ardiente del Sol, KI-RIS-TI, de CRISTO. Por supuesto, el hombre tiene miedo del Fuego, porque el Fuego representa, para él, la locura y el final de la personalidad.
El Fuego representa también el sufrimiento, porque el Fuego enciende. Es una fuente de agua viva que viene a asar a las Sombras, las transmuta a la luz del Amor y haciéndolas resplandecer de mil Fuegos. Pero la personalidad no puede comprender el Fuego. Sólo el Amor puede comprender el Fuego. La Luz es un Fuego. Este Fuego destruye la Ilusión, es exactamente lo que pasa actualmente sobre esta Tierra, es actualmente lo que pasa en cada uno ustedes, en tiempo y espacios diferentes. Entonces, no juzguen aquél que, por el momento, está en resistencia con relación a este Fuego, ya que justo está desplazado en el tiempo, pero posee estrictamente la misma Identidad que ustedes, más allá de la personalidad.
Cuando algunos de los Ancianos, cuando algunos Arcángeles les hablan de esta Unidad o de “todo es Uno”, no hablan de un concepto o de una idea. Les hablan, realmente, de la Verdad del Fuego, de la Verdad del Amor, que puede vivirse en la Conciencia y en esta carne. Ya que esta carne va a vivir su resurrección, en este Cuerpo llamado Êtreté (ser transcendente) o de Luz, poniendo fin a la separación. Entonces, cada ser humano vive, en su espacio y en su tiempo, esta Revelación del Fuego, algunos en la denegación y el rechazo total. Conocen todo eso, en torno ustedes, entre sus prójimos, que han sido atraídos por la Luz y que no pudieron convertirse en esta Luz. No los juzguen. Están simplemente en un desfase de tiempo y espacio, ya que digo que toda la Tierra debe, de un momento a otro, así como todos sus habitantes, volver a ser el CRISTO, sin ninguna excepción. Y no puede allí haber, ya que toda Conciencia es animada por el Fuego del Amor, aunque éste no se reconozca o se rechace lejos. El Fuego es el principio que anima toda vida, él no puede ser diferente. Simplemente, algunos lo rechazan, por miedo, por ignorancia, por experiencia. Pero, más allá de este espacio/de tiempo que recorrimos, los unos y los otros, no hay el tiempo. Este tiempo no es ya el mismo. Entonces, lo que les parece tan distante de la Luz, hoy, en la mirada que se tienen el uno al otro que, no es en realidad más que la distancia de espacio y tiempo que debe llevarles a convertirse en, El también, el mismo CRISTO que ustedes.
Quiero volver de nuevo también sobre este concepto de Humildad, de Simplicidad. A la hora en que, hoy, la humanidad y el conjunto de este sistema solar va a vivir lo que se llamó la Ascensión, está viviéndola, muchos seres humanos, de Hermanos y Hermanas (que no están en el mismo espacio y tiempo que el CRISTO Interior) se entorpecen de conocimientos superfluos. Se entorpecen de rituales superfluos. Se entorpecen de adoración de algo de exterior ellos, haciendo una búsqueda exterior, mientras que la única búsqueda que debe llevarse es Interior. Esta consiste en pelarles, en desnudarles de lo que no es CRISTO. Eso no requiere nada más. El conocimiento exterior nunca les conducirá al Corazón. Da la ilusión de conducirles al Corazón. Da la ilusión de controlar e ir hacia el CRISTO, ahora bien nada es más falso. Al actuar así, algunos de sus Hermanos y sus Hermanas vuelven la espalda al CRISTO y no van hacia El, se alejan. Pero ellos regresarán, en otro espacio/tiempo.
Entonces no los juzguen, sino simplemente irradien lo que son. Y no duden, sobre todo, en decir. No podrán cambiar a nadie, pero simplemente al decir y al expresar lo que viven, afirman su papel de Semilla de Estrella y Niños de la Ley del Uno. Observando, en los ojos y en el Corazón, el que pone tiempo y espacio entre él y CRISTO, ya que renuncia a su soberanía íntegra, ya que renuncia a su propia autonomía y a su propia libertad. Entonces sí, tienen el derecho a decirle, tienen el derecho a irradiar hacia él, para que su espacio y su tiempo se acerquen, si eso está en el orden de las cosas, de su dimensión de CRISTO Interior. Vivir CRISTO, es ya no sufrir, cualquiera que sea el sufrimiento. Ser en simbiosis con CRISTO, es estar en la Alegría, cualesquiera que sean los acontecimientos, exteriores o Interiores, incluso en este cuerpo. En CRISTO, no existe más sufrimiento. Incluso el sufrimiento no es más un sufrimiento. Incluso la distancia no es más una distancia, ya que realizan la Unidad, en ese momento. La Unidad no es ni bien, ni mal. La Unidad es un estado más allá de la Dualidad, y en consecuencia más allá de este mundo, que debe manifestarse sobre este mundo.
Volverse KI-RIS-TI, es acoger el Fuego. Este Fuego que devora que va a venir a quemar lo que está para quemar y, al mismo tiempo, encender lo que debe encenderse, con el fin de hacerles volver a ser ese Ardiente del Sol. Eso no requiere ningún conocimiento. Eso no requiere ningún ser exterior, sobre todo ahora. Eso requiere simplemente el Don de usted mismo. Este Don de usted es un sacrificio. Pero este sacrificio, una vez más, no es la negación de cualquier cosa. Es precisamente la aceptación de todo lo que hace la Vida, de todo lo que hace el Fuego, de todo lo que hace el Amor. Ustedes son llamados, los unos y los otros, a rectificar, por la Cruz de la Redención, el Eje falsificado que se les ha sido hecho. Sólo ustedes son quienes pueden rectificarse a sí mismos. Sólo ustedes son los que pueden abrirle la puerta. Sólo ustedes son quienes pueden convertirse en CRISTO, por simbiosis. Sólo ustedes son quienes pueden convertirse en mariposa, nadie más puede hacerlo en su lugar. Es de su incumbencia. Es la única manera de encontrar la Libertad y Autonomía. Allí no hay nadie más.
Como ya lo saben, hemos estado todos encerrados en un cuerpo, privados del acceso Consciente a la Luz. Buscando la Luz fuera de nosotros, en un ser, en un amor, en una posesión, en una identificación a una religión o a una esperanza, cualquiera que sea. Y eso se vuelve siempre más o menos corto. El Amor infinito y eterno, este Fuego del Amor, el por el contrario, no conoce transformación. El está allí, de toda Eternidad, en toda Creación, incluso falsificada. Es a ustedes que corresponde realizar su Dimensión de CRISTO. Ningún ser podrá hacerlo en su lugar. Y para eso, deben, ciertamente, aceptar morir. Morir a ustedes mismos. Morir a esto que creen ser al exterior de Él. Morir a una esperanza, cualquiera que sea. Morir a una esperanza, cualquiera que sea. Morir al sufrimiento, como morir al placer. Morir al deseo. Hasta cierto punto, entrar en Repulsión de todo eso. No de manera activa, haciendo, sino bien más tomando conciencia que nada de todo eso puede ser el objetivo que debe alcanzarse, ya que nunca satisfacerá. La única satisfacción solo puede encontrarse en la Fusión y la Simbiosis con CRISTO. Entonces, por supuesto, no llevará este nombre en otras tradiciones, en otras culturas. Qué más da. Es todavía de la misma cosa de la que hablamos, del mismo Fuego y el mismo Amor.
La Redención no pasa por la Crucifixión. Pasa por la Resurrección. La Crucifixión no es más que una imagen, que fue torcida. Es la Renuncia simplemente. Esta Renuncia, no la de algunos religiosos renunciando del mundo, sino más bien del que evoluciona en el mundo y que, estando lúcido recorre este mundo, renuncia a todos los atractivos y a todas las seducciones. No por un acto de voluntad, ya que la voluntad no puede nada contra el deseo sino, precisamente, Abandonando completamente la voluntad personal, a Él. Allí es la Ilusión de muchas creencias, hoy, que quieren hacerles creer que trabajando sobre usted, que al trabajar sobre sus defectos, van a pacificarse y que van a convertirse en Luz. Nunca la personalidad que trabaje sobre la personalidad podrá encontrar la Luz. Es una Ilusión. Encontrará circunstancias transitorias. Encontrará momentos de placer, momentos de sentimiento de liberación, pero eso no irá nunca bien lejos. Sólo el Fuego del Amor, esta Simbiosis con el CRISTO, puede despertarles. Y eso no pasa por la voluntad. Eso no pasa por el deseo. Eso no pasa por un trabajo. Eso pasa, literalmente, por su propia muerte a todo eso. No pueden convertirse en CRISTO sino como eso. Si no aceptaron eso, no pueden penetrar el Fuego del Espíritu.
Así es el sentido del Abandono a la Luz. Así es el sentido del Abandono y la Fusión a Él. No hay medida a medias, ya que en cuanto el Fuego del Espíritu les invada, este Fuego lo perciben y lo sienten. Viene a quemar todo lo que no es el Fuego. Viene a quemar todo lo que no es la Luz. Y perciben claramente, en ese momento, lo que es del orden de la Luz y lo que no es del orden de la Luz. No pueden mantener cualquier Ilusión, cualquiera que sea. ¿Volverse CRISTO es de verdad un sacrificio, pero un sacrificio de qué? De la Ilusión, nada más que de la Ilusión. Y sobre todo no de la Verdad, al contrario. Es redescubrir y volver a ser la Verdad, como El lo decía. En ese momento, vuelven a ser la Vía, la Verdad y la Vida, por el Fuego del Amor y el Espíritu. Todo el resto desaparece. Se destruye todo el resto. Toda la Ilusión de este mundo desaparece. Todas las construcciones mentales, puestas en pie a medida de la Vida, desaparecen. El Fuego quema todo. Todo lo que es accesorio. Todo lo que es inútil. Todo lo que entorpece y todo lo que sobrecarga. Tal es el CRISTO, cuando está en Simbiosis con ustedes. Tal es el CRISTO, cuando le han abierto la puerta. Tal es el CRISTO, cuando el Fuego del Amor se revela.
Es un Fuego Ardiente como el Sol, lo que hizo que algunos de los Ancianos identificaron incluso el Sol como esta Fuente de CRISTO, como el bienamado Comendador de los Melquizedec (ndr: Omraam Miguel Aïvanhov). El Sol, como Juan se los dijo (Sri Aurobindo) ha sido liberado. Pueden convertirse en el Sol, enteramente y en Verdad. CRISTO se llamó también el Logotipos Solar o el Principio Solar. Es exactamente lo que es. Este Fuego que calienta y que quema todo lo que no es él. Cuando penetran este estado, cuando se convierten en El, entonces el milagro, el milagro de la Creación Instantánea, de la que hablaron mis Hermanas, se realiza en su vida. Todo se convierte en Facilidad. Todo se convierte en Evidencia. Todo se convierte en Sincronicidad. Ningún mal, ni ningún bien, puede afectarles, ya que están en la Unidad. Pretender el bien no es suficiente, ya que pretender al bien significa que ya hay el mal. Estar más allá del Bien y el Mal, es ser Uno. Es volver a ser Ki-Ris-Ti.
Están llamados, durante este mes de mayo, cada uno a su manera, volver a ser este CRISTO. El va a llamar a su puerta, de múltiples maneras, que son las adaptadas a cada uno, con el fin de revelar las últimas sombras, hacerlas caer, disolverlas. Para eso, es necesario aceptar verlas. No es necesario huir. No es necesario volverles la espalda. Ningún sufrimiento, que sea físico o psicológico, puede impedir al CRISTO establecerse, si lo acogen. Pero no puede forzarles. Nadie puede forzarles. De la misma forma que nadie puede realizar eso en su lugar, ustedes son los que deben tomar esta decisión. Están en el alba del nuevo día. Volvieron a entrar en este día nuevo. Entonces nadie sabe cuánto va a durar este día, ya que dependerá de la Tierra, y también de ustedes, del lugar donde se colocan en el tiempo y el espacio de esta Tierra.
Sólo tienen que vivir la Verdad del CRISTO. En ese momento, lo sabrán, ya que vivirán este Fuego. Y este Fuego no puede equivocarse, ya que establece una quemadura: esta quemadura, que no quema, está vinculada a la propia Luz. Verán entonces que todo eso que era superfluo, accesorio e inútil, será cortado de ustedes. No son ustedes quienes lo hacen, es el CRISTO. Acéptenlo. Obsérvense tal como son. Observen todas las creencias. Observen todos los Estados que son los suyos, todos los humores que les recorren aún hoy, que son jalones que, a partir de la hora de su desaparición, les mostrarán este Fuego del Amor. Les es necesario, para eso, des- identificarse completamente de lo que creen ser. Que eso sea, incluso, el nombre de esta identidad ilusoria y provisional. Deben deshacerse de todos sus hábitos y acondicionamientos. Deben presentarse nuevos, desnudos, frente El, con el fin de entrar en Simbiosis.
La hora ha llegado de su Resurrección. Y ello, las Hermanas y los Hermanos fueron numerosos anunciándoselo. Les toca a ustedes vivirlo, en su carne y en su Espíritu. El marcador es el Fuego del Corazón, esta Presencia (aquélla que el Arcángel Uriel, paciente y minuciosamente, instaló sobre la Tierra) permitiéndoles entonces acercarse al CRISTO. La Simbiosis está ahora a su puerta. Sólo se tienen a ustedes, y verdaderamente a ustedes, para vivirlo. Nadie puede vivirlo en su lugar. Es una Revolución Interior que deben llevar completamente solos, absoluta y completamente solos. En este frente a frente entre su cuerpo transitorio y su Cuerpo de Eternidad, llamado Juicio Final. Este Juicio Final no es una condena, es una Liberación. Pero, para eso, es necesario ir más allá de sus propios miedos. Es necesario ir hacia su disolución, esta pequeña muerte que es, en realidad, la Resurrección. Recuerden que, en el mundo que recorrimos, los unos y los otros, todo está invertido, todo está falsificado, todo está transformado, precisamente, para evitar la Luz. Es hora, hoy, de vivir esta Revelación, y de hacer su Revolución Interior. No a través de la denegación de este cuerpo, porque como ya se sabe, este cuerpo es el Templo que acoge el CRISTO. Este cuerpo está para trascenderse. Solo son ustedes quienes puedan trascenderse a sí mismos. La Luz está allí. Todas las Conciencias Unificadas de la Creación, sin excepción, están en torno ustedes. Estarán pronto en ustedes, cuando el Ángel Metatrón venga a liberar lo que debe liberarse en ustedes, el 14 de mayo. Es en ese momento que será necesario vivir su Resurrección, su Simbiosis en CRISTO. Volver a ser los Hijos Ardiente del Sol. Iluminarse ustedes mismos, no por una iluminación exterior, aportada por cualquier Dios o cualquier ser humano, como ustedes y yo, sino por ustedes mismos.
La hora llegó de levantarse, de despertarse. La hora llegó de volver a ser CRISTO. Como los nuestros se lo dijeron, son los Niños del Uno, los Niños de la Ley del Uno. Son El. Entonces, por el momento, quizá que eso sea para muchos entre ustedes sólo un concepto, o una búsqueda. Muy pronto, eso se volverá una Verdad que debe vivirse, y no una búsqueda. Constatarán por ustedes mismos que, cuando el Fuego del Espíritu se revela, todos los conocimientos exteriores, todos los conocimientos de las historias, cualquiera que sean, no tienen ya ningún sentido. Si no es el sentido alejarles de la Luz. Se darán cuenta, entonces, que no hay nada más que entender que la Verdad de CRISTO en Sí. Todo el resto no era más que para desviarles de esta Verdad esencial. El mental, las emociones del ser humano, son siempre muy fuertes para desviar la Atención de CRISTO. Incluso a través de prácticas dichas religiosas, considerando el CRISTO como algo de exterior a sí. En general, se puede decir que efectivamente, el conjunto de las falsificaciones, hasta ahora, funcionaron perfectamente. Pero no es ya el caso, ya que la Luz está de vuelta. Progresiva, pacientemente, desde hace más de veinte años, la Luz restableció su reino. Y éste se descubrirá completamente en los días que vienen.
Recuerden que, para cada ser humano, existe una única manera de vivir esta Resurrección. Qué más da que eso pase por la muerte de este cuerpo físico, o por la Ascensión de este cuerpo físico. Qué más da que eso haga de ustedes a un Guerrero Pacífico de la Luz, que va a mantener la Luz hasta el final total de esta Dimensión. Cada cosa está en su lugar. Cada uno, sobre todo, está en su lugar. Hay exactamente que extraerse de todo lo que es ilusorio. Y eso, sólo pueden realizarlo convirtiéndose en CRISTO, que viviendo el Fuego del Amor y el Fuego de la Luz. Es el mismo Fuego. Preparen también a vivir, en sus cuerpos, manifestaciones que no conocían, hasta ahora. Los calores, los picores, el Fuego que va a recorrerlo, es un verdadero Fuego. La Luz Interior que va a despertarse, la Fusión y su Simbiosis en CRISTO, va a transformarles, enteramente. De una forma a otra forma. De un mecanismo de pensamiento a otro pensamiento. Lo que era superfluo eliminándose, constatarán, por ustedes mismos que, cuanto más el Fuego crece, menos hay deseo, y menos hay proyección de cualquier cosa. La Luz, efectivamente, y CRISTO, se bastan a ellos mismos. Cuando se convierten en Luz y CRISTO, todo el resto se hace de manera espontánea, natural, sin buscarlo, sin quererlo. Eso se llama la Gracia.
Es tiempo, ahora, de salir de la Ilusión de la Acción/Reacción y de penetrar, enteramente, en la esfera de la Gracia. En ese momento, se convertirán en Creadores de su propia Realidad. Es en ese sentido que algunos de los Ancianos y algunas de las Hermanas lo dijeron que se les hará exactamente según su Vibración. Ya que pasarán a ser lo que vibrarán, y si son el Amor, si son el CRISTO, se convertirán en eso y crearán eso. No habrá más de límite, espacio y tiempo. El Milagro se volverá su diario, en todos los sentidos del término. Podrán entonces crear, después de este período, todo lo que puedan crear, y de manera instantánea. Es eso incorporarse a la Unidad. Volver a ser CRISTO. Y eso pasa ahora. He aquí lo que tenía que darles, como KI-RIS-TI. Si, en ustedes, persiste de las interrogaciones, de los miedos o de otras cosas que deben sacarse a la luz, entonces les escucho.
Pregunta: ¿fusionar con CRISTO, es fusionar con la Fuente?
CRISTO dijo: “Yo y mi Padre somos Uno”. Si se convierten en CRISTO, entonces podrás decir: “soy uno con el Padre”, que es la Fuente.
Pregunta: ¿A qué corresponden el Lirio roto y la Cruz que le han sido dados por el CRISTO? Corresponden a los múltiples regalos que el CRISTO me hizo. Allí tuve innumerables. ¿A que corresponden? Al Amor, a nada más. Deseo precisar también que muchos seres humanos están involucrados hoy en caminos de adoración exterior, de ser o de cultura. Los seres que vivieron la Fusión con el CRISTO, en el momento de su vida, o donde que ellos estén en esta Tierra, mantienen sobre esta Tierra un FARO de Luz. Este FARO de Luz es accesible, más allá de la personalidad, incluso en nuestra tumba, o incluso en nuestra urna, de nuestras cenizas.
Al lugar donde el Cuerpo permaneció. Eso les evitará caer en adoración delante de los que se han apropiado de la Luz, y son numerosos hoy sobre esta Tierra. Adoren el CRISTO, vuélvanse El, pero no adoren a ningún ser humano, ya que lo que adorarán en ese momento forma parte del ámbito de la personalidad, sin excepción. Cuando hablo de la Simbiosis con el CRISTO que viví, estoy bien más allá de la historia del CRISTO en el cuerpo de Jesús. No adoré la Cruz, aunque eso es uno de sus símbolos, que se desvió, pero adoré el Principio mismo, CRISTO. Hasta volver a Él.
Pregunta: ¿el simple hecho de concienciar a una Sombra permite su rebasamiento? Sí, si se abandonan enteramente a la Luz, y si entran en Simbiosis con CRISTO. Eso que quiere eliminar una Sombra sólo es la personalidad.
Pregunta: ¿Qué es lo que llaman una Sombra? Una Sombra es una zona de no Luz. Y en consecuencia si se saca a la luz la zona de no Luz, se convierte en Luz. Hablo de la Sombra en general. Este Cuerpo, que es el Templo, es también una Sombra puesto que él es una proyección.
Pregunta: ¿el sufrimiento puede ser una Sombra? Enteramente. Hay un momento en que el sufrimiento no es ya sufrimiento. Se encendió. Pero nunca es la mirada exterior o la personalidad que enciende, es lo que querría hacerles creer la personalidad. Hacerles creer que tiene el control, que ella tiene el entendimiento de sus propias Sombras, lo que es falso.
Pregunta: ¿Es necesario des-identificarse completamente del cuerpo? Des-identificarse de la Ilusión del cuerpo, pero aceptar que este cuerpo es el Templo del CRISTO. Es el Templo a la vez de la Ilusión como proyección, pero es el lugar de la Revelación del CRISTO. Para eso, es necesario fusionar el CRISTO.
Pregunta: La fusión con el CRISTO puede pues hacerse mientras que se tienen aún Sombras? Si no hubiera más Sombra, ya sería el CRISTO.
Pregunta: ¿La iluminación de las Sombras basta a la muerte de sí mismo y a la recepción del Fuego del Espíritu? Hay, por supuesto, la muerte total de este cuerpo. La desaparición de la Ilusión no puede hacerse, en definitiva y en finalidad, sino a este precio. Me parece que, cuando estamos encarnados, somos mortales. ¿Entonces por qué negarse a prever esta finalidad, puesto que es ineludible? Y que esta vez, no se traducirá en un eterno retorno a la encarnación sino a su Liberación. ¿De qué tienen miedo? Preciso que solo en esta sociedad, dicha Occidental moderna, que la muerte se vive como un drama. En múltiples culturas y tradiciones, la muerte es una Liberación. Y no obstante los seres volvían de nuevo. Todo es función de su contexto de educación, y de su propia definición a la Ilusión de este cuerpo y esta personalidad, que ha sido glorificada. Pero no son eso. Si se identifican a este cuerpo, se identifican a la muerte, ya que este cuerpo se morirá en cualquier caso. ¿Cómo pueden ustedes estar identificados a lo que es ilusorio y transitorio, como un cuerpo que sólo vive cincuenta o cien años?
No tenemos más preguntas, les agradecemos. Entonces, Hermanos y Hermanas quienes me escuchan ahora, quienes me escucharán o quienes me leerán, juntos, nosotros vamos a vibrar sobre Ki-Ris-Ti.
... Efusión Vibratoria…
Gratitud, Gracia y Bendiciones por su acogida y su Abandono. Que la potencia del Amor y la Luz se conviertan en su Fuego diario. Quizá hasta un día y, de todas formas, para siempre, en otros espacios.
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